Editorial de Radio Pichincha
Uno de los mayores problemas de la capital ecuatoriana es la transportación, la movilidad y, por ende, el tráfico que no se resuelve y parecería que cada día se agudiza.
Desde la alcaldía de Jamil Mahuad, pasando por la de Paco Moncayo y con el plan estructural diseñado y puesto en marcha hasta cierto punto por Augusto Barrera, al menos había una idea de ciudad alrededor de la movilización.
Después de ellos hemos entrado en un laberinto sin salida. Lo que deshizo Mauricio Rodas y lo que no hicieron Jorge Yunda y Santiago Guarderas nos ha colocado en una situación que parecía difícil de resolver. Y es verdad que es muy difícil resolver.
En todos estos años ha estado latente la puesta en marcha de Metro de Quito, una obra pensada y diseñada por Barrera y que los siguientes alcaldes fueron incapaces de desarrollar y operar para una inauguración. Han pasado 10 años para eso y, por fin, este 1 de diciembre entrará en marcha bajo la administración y liderazgo de Pabel Muñoz.
Pero no es la panacea y tampoco soluciona otros problemas articulados a la transportación masiva. De hecho, cambiará algunas dinámicas, reducirá en algo el tráfico, pero todavía queda mucho por resolver. Es una gran oportunidad, además, para entender otras lógicas de movilización, cierta disciplina del usuario en cuanto a horarios y usos de ese transporte.
Por supuesto ya aparecieron los detractores, aquellos que dicen que el Metro no cuenta con baños públicos. Ohhh, qué gran preocupación. Si algunos de los que señalan esa supuesta falla han ido a otros países seguramente jamás reclamaron por un baño dentro de las instalaciones del Metro. Pero siempre existirán aguafiestas.
Lo cierto es que esta inauguración nos abre a otras expectativas y es de esperar, como ha dicho el alcalde Muñoz, que se inicie una reconfiguración y la definición de un nuevo modelo para toda la ciudad, que atienda, sobre todo, a los sectores populares que deben ocupar horas de su día para ir de un lado a otro.
Ojalá se abra un debate sensato y las mejores contribuciones para que la movilidad y el tráfico sean resueltos de modo regular y para garantizar un mejor bienestar a todos los ciudadanos y ciudadanas. Ya es hora de hablar en serio del transporte público, de la regulación de los automotores privados que son el 70% de los que circulan en Quito. Si no, el Metro será una opción más, pero no el aporte sustancial de una solución integral. PUNTO