El rector saliente de la Universidad Central, Sempértegui, dice que el Ministerio de Finanzas incluso les debe USD 8 millones desde el 2015, por el trabajo de autogestión.
El 14 de marzo de este 2024, Fernando Sempértegui dejará el cargo de rector de la Universidad Central, que ocupa desde marzo del 2014. Con 77 años se jubilará, aunque usualmente los profesores deben hacerlo a los 70, a menos que ocupen una dignidad, como en su caso. Lo que más le afecta es tener que dejar de ser profesor de Inmunología. Ayer, lunes 19 de febrero, día de la entrevista, tenía clases al mediodía.
Cuando fue decano de la Facultad de Ciencias Médicas, dice Fernando Sempértegui, le parecía un gran reto. Pero estar al frente del rectorado de la Universidad Central ha sido una experiencia mayor, implica estar a cargo de todas las facultades, cuerpo docente, de servidores, de distintos campus, necesidades y expectativas.
Los 10 años de su rectorado han coincidido con el tiempo de recortes al presupuesto de las universidades, ¿cuán golpeada ha resultado la Universidad Central?
Muchísimo. La primera reducción drástica fue de USD 12 millones de golpe, en el gobierno de Lenín Moreno. Y en los siguientes gobiernos no ha mejorado, se ha acentuado. Hay una deuda de 8 millones, producto de autogestión que el Ministerio de Finanzas no nos ha devuelto, desde el 2015.
¿Qué ha podido lograr pese a los recortes presupuestarios?
Pese a la reducción de presupuesto hemos crecido en oferta en la Universidad Central. Empezamos con 38 mil alumnos en el 2014, ahora estamos bordeando los 50 mil, solo en tercer nivel: 44 mil en carreras y 6 mil en nivelación. Hemos ampliado sustancialmente la oferta para nuevos bachilleres, ofrecemos 6 600 plazas por semestre.
¿Hay 50 mil interesados en cupos en cada semestre?
Son 100 000 interesados.
¿Todo Ecuador quiere cupos en la Central?
Sí, de todas las provincias, creo que prefieren la Universidad Central, hemos hecho un esfuerzo para recuperar en distintos campos y resulta atractivo estudiar acá.
Ofrecer 6 600 cupos frente a una demanda de 100 000 cupos por semestre, ¿qué implica?
Es deber del Estado invertir en la educación superior pública, pero la respuesta de gobiernos no ha estado a tono con la demanda. Hay más de un millón de jóvenes que deambulan sin ninguna perspectiva, es gravísimo.
El talento humano es el activo más importante de un país, inclusive superior a los recursos naturales. No hay una cultura del Estado que alcance esa comprensión, por eso enfrentamos reducciones sucesivas de presupuesto. La inversión está por debajo del 1% del PIB y hemos planteado que sea el 5% para corregir en cinco años el déficit de oferta en Ecuador.
Desde el Gobierno de Guillermo Lasso, la oferta de campaña ha sido que habrá cupos para todos, como si fuera cuestión de abrir las puertas de la Universidad Central, por ejemplo. ¿Qué se debería hacer para enfrentar la falta de cupos?
Las universidades públicas podemos incrementar sustancialmente la oferta con una coherente asignación presupuestaria. Yo había dicho que USD 100 millones extras por año, en cuatro años, para todas las universidades públicas, permitirían corregir el déficit de plazas.
Así podríamos ofrecer 40 mil plazas cada año, en cuatro año serían 160 mil cupos más y corregiríamos el déficit. Hay una ventaja demográfica porque la población de Ecuador no está creciendo tan aceleradamente. Con una política de mejoramiento de la oferta, en cuatro años se lograría un aplanamiento y sería más fácil manejar la demanda.
¿Cuál es el presupuesto de la Universidad Central en este 2024?
Contamos con USD 127 millones de asignación del Estado y con USD 20 millones de autogestión, que conseguimos con los ingresos de los 140 programas de posgrado. Hace 10 años eran 34. Esos programas son un complemento pero no alcanza el espacio, tenemos sobretodo necesidades de infraestructura, es el segmento más golpeado.
Se podría pensar que la Universidad Central es enorme. ¿Hacen falta más edificios?
Hacen falta nuevos edificios, los que tenemos son vetustos, tienen 50 o 70 años. Hemos podido avanzar pero hacen falta más instalaciones. La Facultad de Ciencias de la Educación requiere al menos uno nuevo, también laboratorios; le abrimos una cafetería nueva. En general, las facultades están viviendo ajustadas en cuanto a espacios de aulas y salones y no se diga la falta de servicios como cafeterías.
¿Qué ha hecho en cuanto a infraestructura?
Hemos crecido, tenemos algunos edificios nuevos de Ingeniería Química, con laboratorios; el de Psicología está a punto de terminar, tendrá como 40 aulas nuevas y áreas de oficinas e investigación; el de Facultad de Ciencias Sociales y Humanas fue inaugurada hace 4 años; ampliamos el edificio de Ciencias Médicas, donde está la facultad de Ciencias Biológicas con sus laboratorios.
¿Ciencias de la salud no ha sido su área mimada?
No. También estamos a punto de terminar el edificio de Galápagos. Ha sido muy difícil construir allá, es como construir en Miami porque todos los insumos vienen del continente, el salario es más alto, todos deben tener permiso de residencia y eso desalienta a los contratistas. Instauraremos carreras y será un centro de investigación científica, somos la única universidad pública en Santa Cruz, tenemos 400 alumnos, a los que ofrecemos Biología, Ciencias del mar, Turismo, Administración. Y ha mejorado el acceso a internet, pronto tendremos oferta virtual para allá.
¿Cuántas carreras nuevas instauraron en la Universidad Central?
Diez nuevas como Bioproducción, Recursos Forestales, Psicología Educativa, Historia, Filosofía, Música, Danza, Física, Mecatrónica de un total de 73, todas actualizadas.
¿Y en las carreras virtuales cómo les va? ¿Qué ofrecen?
Tenemos tres carreras virtuales: Comunicación, Educación Básica y Educación Elemental y un portafolio para cuatro carreras más (en aprobación). Son 3 mil estudiantes, pero el reto es crecer. Contamos con infraestructura tecnológica, un Data Center potente, gracias al que durante la pandemia pudimos mantener la oferta virtual, con 7 200 aulas.
Con el Data Center hemos mejorado varios procesos administrativos que eran manuales: matriculación en línea, carga horaria de docentes, calificaciones, calendario académico y titulación.
¿En qué carreras de la Universidad Central no se llenan los cupos?
Aquí todo se llena, como la demanda es enorme. En algunos casos se llenan tardíamente, como en las ingenierías porque hay una cultura de pánico a las matemáticas. Los muchachos buscan y se frustran porque en todos los campos hay matemáticas. Tenemos una carrera de Ingeniería Química y nuevas de Bioproducción y Diseño Industrial, con los mejores laboratorios, pero los chicos se tardan en llenar esos cupos. Al final todo se llena definitivamente.
Una crítica a su administración es la falta de mantenimiento en la Universidad Central. Los candidatos al rectorado decían que por ejemplo, la pileta de la Plaza Indoamérica, es simbólica y está en mal estado.
Se ven ciertas deficiencias, es cierto, pero hemos mejorado muchísimo en el mantenimiento de espacios verdes; trazado de vías y accesos electrónicos. Esto era un campo abierta, por primera vez instalamos accesos peatonales. Entregamos 14 mil carnés electrónicos más. Nadie entra sin carné.
Otro aspecto que no estaba previsto y que yo negocié fue el acceso directo al Metro de Quito. Con ellos construimos la rampa de acceso, para que ingresen y salgan directo. Esa entrada, según lo previsto, debía estar en el Seminario Mayor y yo la negocié y tenemos ese diente ahí, por la seguridad de los estudiantes. Pero se fijan en la pileta.
¿Qué pasa con la pileta?
El doctor (Édgar) Samaniego, exrector, ha hecho un convenio con el doctor (Augusto) Barrera, exalcalde de Quito. Por lo que el Municipio tiene el control de la pileta. No es que tengan mala voluntad, recién se enteraron y recién les dijimos. Cuando hay estos famosos partidos de Liga Deportiva Universitaria, me llaman de los canales de televisión y me dicen, ¿doctor está llena la pileta? Me toman de sorpresa, pero suelo llamar al jefe de mantenimiento, que es hincha de ese equipo, y siempre me responde que ya habló con el Municipio.
¿El pago de energía eléctrica y agua es muy costoso?
También, el doctor Samaniego inteligentemente hizo ese acuerdo para ahorrar. El Municipio de Quito pagaba la luz y el agua y todo. Ahora deberemos cubrirlo.
Pero hay obras más tangibles como los accesos a la estación del Metro de Quito. Una deuda es el mejoramiento de las cafeterías, no nos alcanzó el tiempo ni el presupuesto. En mi gestión arreglamos todas las baterías sanitarias, había una facultad en donde inodoros de chicos y chicas estaban separados por cajas de cartón. Ahora están un poco deteriorados y oigo que la oferta nueva insiste en eso y está bien, no hay que desmayar.
¿Qué otra acción queda por cumplir?
Quedan listos los estudios para los primeros cinco edificios del campus de Tumbaco, vamos a poner Ciencias Agrícolas y Biología; los estudios están terminados. No pudimos iniciar la construcción porque el predio no estaba unificado, había dos estructuras viejas, abandonadas y un litigio de por medio. Nos ha llevado más de un año unificar los predios para obtener el permiso de construcción.
Mi sueño fue tener un campus moderno, con edificios inteligentes.
¿Qué carreras estarán en el campus de Tumbaco?
Las de Ciencias Agrícolas, Biología, Ciencias Químicas y otras facultades de esa área podrían irse para allá. El de acá, de la sede, podría ser el campus de las Ciencias Humanas, Sociales, Culturales y museos. Era como mi sueño, no avancé tanto como hubiera querido en esa materia.
¿Qué se debería resaltar de la Universidad Central?
La calidad de sus carreras, las de Medicina, Odontología y Enfermería son las mejores del Ecuador. En el examen final, que toma el Caces, nuestros estudiantes obtienen el 98%, 97% y 100%, respectivamente. Mientras que eso no pasa ni en las privadas, que sacan alrededor del 70%.
Hace 10 años, 14 profesores tenían PhD. Ahora son 415 registrados en la Senescyt, gracias a programas de becas en convenio con universidades de Europa, Estados Unidos y América Latina.
Una queja es que los profesores con PhD no están recategorizados…
Hemos hecho tres recategorizaciones, el 80% de todos ha sido recategorizado. Confunden recategorización con un mejoramiento del salario de unos USD 300 ó 400, que aún no tiene un porcentaje de los profesores con PhD. No pudimos concretarlo porque el Ministerio de Finanzas lo vetó en diciembre 2023, teníamos el presupuesto.
¿Cuánto gana un profesor en la Universidad Central?
El sueldo depende de la ubicación, el que menos horas de dedicación semanal tiene, unas 10 horas, unos USD 700. Pero si tiene 40 horas podría ser de 2 400 a 3 700 dólares.
Para cerrar, la Universidad Central pasó 19 años bajo el control de cercanos al MPD-FRIU, hoy Unidad Popular. En el 2009, Édgar Samaniego ganó el Rectorado. Y en el 2014, usted. ¿Con el nuevo rector, Patricio Espinosa, ese grupo otra vez manejará la universidad?
De mi experiencia como rector, para poder construir un proyecto académico y científico universitario, lo importante es que el rector asuma su rol con independencia. Eso me permitió trabajar con todos los sectores, hay una diversidad. Al norte institucional, de desarrollo académico y científico deben adherirse todas las posiciones y lo logré, se ha vivido respeto, no intolerancia ni persecución.
Volver a una situación que se vivió hace años sería muy malo para la Universidad Central y no creo que ocurra, hay una madurez institucional, un pensamiento sobre la importancia de la universidad que debe ser gravitante en el plano académico, científico, de bienestar y justicia social. Apoyamos a los movimientos indígenas, no podíamos distanciarnos, es el rol histórico de la Universidad Central.
Pero es distinto a crear una situación nueva basada en líneas políticas. Creo que eso no ocurrirá, espero que la dirección de la universidad se maneje con apego y respeto al pluralismo e independencia.
¿Conoce al doctor Patricio Espinosa, nuevo rector de la Universidad Central?
Conozco al doctor Espinosa, lo considero un profesional correcto y un caballero. Hasta donde he podido ver en los años no es un hombre de extremismos, me parece que asumirá un rol dentro de la sensatez que la Universidad Central exige al punto en que ha llegado.
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