Editorial de Radio Pichincha
Lo ocurrido entre los mandatarios de Perú y Ecuador da cuenta del nuevo momento político de la región, pues doña Dina Boluarte, designada presidenta, con un millar de acusaciones, y don Guillermo, casi de despedida, no pueden preciarse de ser reconocidos y legitimados en su ejercicio político.
Por tanto, lo que hagan o dejen de hacer no significara nada sustancioso en las relaciones de ambas naciones. Y no es exagerado decir que más allá de protocolo y la foto, nadie se acordará de lo que los dos mandatarios suscribieron simbólica y físicamente en la frontera.
Entonces, ¿para qué hacen todo ese show? ¿Para justificar el cargo? ¿Para lavarse la imagen tan deteriorada? ¿Para contribuir a su descrédito?
Para todo eso y algo más: ser la prueba del mayor deterioro de la política y de la majestad del poder, cuando éste se entiende como servicio y pedagogía públicas.
De verdad es triste y hasta vergonzoso, mejor dicho de una paradoja tenebrosa tener a un PRESIDENTE SIN PRESTIGIO Y A POCOS MESES DE DEJAR EL CARGO, escucharlo como siguiera en campaña o que su tarea gubernamental existiera para sus mandantes.
Digámoslo claro: don Guillermo ya no es Presidente, ya no es autoridad, ya no es líder de nada ni de nadie. Por tanto, si tanto ahorro quieren para las arcas fiscales, AHÓRRENSE TANTO SHOW porque no sirve de nada.
Ojalá esto, al mismo tiempo, sirva de pedagogía para la campaña electoral que, en la práctica ya arrancó. Si quienes aspiran a la presidencia se ven en el espejo del actual Gobierno, bien harían en hablar claro, con sensatez y no con las figuraciones perversas de oratoria y poses que no ayudan en nada a imaginar un futuro diferente al vivido en los últimos seis años. PUNTO