Editorial de Radio Pichincha
Da pena y a ratos vergüenza ver a los representantes de la Unión Nacional de Periodistas alabando a don Guillermo. Ese gremio, entregado a la derecha, se ha convertido en la organización más gobiernista, enterrando con estiércol toda la lucha de décadas, no solo a favor de la libertad de prensa sino de los derechos de los periodistas, reporteros, fotógrafos y todos los trabajadores.
Qué casualidad que el mismo día que se hace pública una reforma al reglamento de la Ley de Comunicación, que según don Guillermo está en el basurero, llegan las encuestas que lo colocan en el nivel más bajo, como el presidente peor calificado de los últimos tiempos.
Pero este mandatario saliente se da el lujo de decir que ha sido un gran defensor de los derechos de los periodistas y nunca dice o reconoce que en su gestión hay más de cinco periodistas exiliados, cuidando de su integridad en otro país, porque en el que gobierna don Guillermo han recibido amenazas, algunas muy veladas de sus propios funcionarios y en privado del mismo presidente.
Y una pregunta además necesaria: ¿no fue con este gobierno que asesinaron a Fernando Villavicencio con custodia policial, con todas las alertas y alarmas a la luz de toda la opinión pública? Y ahora don Guillermo quiere sacar provecho de ese crimen.
Una vez más queda claro que el banquero usó al periodismo. Algunos periodistas se dejaron usar y otros tantos se aprovecharon poniendo a sus parientes en embajadas y así consolidaron una alianza nunca antes vista. ¿Quién pierde? No ha de ser la prensa precisamente, que ya está desprestigiada, sino las audiencias, el público en general, pues ha sido engañado con ese relato absolutamente hipócrita de que son un poder libre e independiente.
Hoy, por si fuera poco, con los gremios y los medios, esos periodistas no podrán volver a decirnos que vivimos en un país mejor y que los pelagatos y los hijos bobos nos puedan dar lecciones de moralidad. PUNTO