Editorial de Radio Pichincha
En política no hay casualidades. Y en política ciertos aparecimientos lucen a un grito desesperado, antes que a certezas o influencias morales válidas.
Ayer, por ejemplo, Lenín Moreno aparece en un video y con su cinismo clásico nos quiere dar clases de moral. Incluso se atreve a contar una anécdota que, supuestamente, no aclararía su traición y su comportamiento perverso con quienes fueron sus compañeros y quienes le encumbraron en la política. Sin ellos no habría sido nadie, de verdad.
Aparece para apoyar implícitamente al candidato Daniel Noboa. Cual conjuro se atreve a profetizar el futuro y lanza dardos desde su encierro en Paraguay y califica de prófugo a quien fuera su presidente en dos ocasiones. Y lo hace cuando está llamado a juicio para ser sancionado por corrupción, junto a sus dos hijas y su esposa. ¿Si se atreve llamar prófugo a su expresidente, por qué no viene a Ecuador y da la cara del juicio por el caso INA Papers?
Y el otro personaje que apareció en un video fue Danilo Carrera, cuñado de don Guillermo. Así, como si nada, desde un apócrifo altar moral, a decirnos en la cara que han mancillado su nombre, su trayectoria y su supuesto honor de empresario, banquero y dirigente deportivo. Claro, jamás acepta entrevistas, la señora Fiscal no le ha llamado a declarar en dos casos graves: el León de Troya y el Gran Padrino, que al final son lo mismo, si se toma en cuenta quiénes están detrás y vistos como responsables de graves delitos.
¿Qué les une a Carrera y Moreno? DON GUILLERMO, sin duda alguna.
¿Qué tienen en común? Ser los más oscuros y manchados por todo lo que han hecho bajo la sombra de un poder económico y mediático que ahora mira para otro lado.
¿Alguien les puede creer? Quizá el 1% de la población que se benefició de sus prácticas corruptas y de sus manejos oscuros.
Pero posiblemente les crea y les socape el candidato de la lista del partido de Moreno, el que está finalista en la segunda vuelta por esa organización y con todo el aparato mediático que busca perennizarse en el poder con otro, quizá peor, empresario.
A estas alturas de la historia no hay duda de que esas salidas no son casuales y solo evidencian que están desesperados por las encuestas que manejan, por el riesgo de que no sigan en la impunidad y porque además alertan de que saben que se harán cosas o actos terroríficos para salvarse.
Ojalá aprendamos de la historia reciente y entendamos en qué lugar nos encontramos para no equivocarnos. PUNTO