Editorial de Radio Pichincha
Si algo faltaba para recuperar la memoria del peor momento del neoliberalismo ecuatoriano pues eran los apagones. Y lo tenía que hacer un presidente que no entiende el sentido de las responsabilidades públicas, que está más interesado en viajar cada 15 días y darse una vida de un gran “jeque”.
Por supuesto, ahora la culpa es de Colombia. Resulta que como desde ese país vecino no nos pueden abastecer de energía eléctrica tenemos que programar recortes. Y siempre salta la pregunta: ¿por qué no se preparó este escenario? ¿Qué pasó con las centrales hidroeléctricas, con su mantenimiento, con su prevención?
Claro, a don Guillermo esas cosas no le importan ni están entre sus prioridades. Su ministro de Energía muy ocupado en sus negocios privados no tiene cómo actuar ni siquiera para sus socios y amigos que saben que sin electricidad pierden plata.
Más allá de los detalles técnicos y de las argucias con las cuales quieren justificar lo injustificable, este gobierno reitera su incapacidad, inutilidad y hasta mediocridad para atender cada sector de nuestra sociedad y realidad. No puede con las cárceles, con la delincuencia común, con las bandas criminales, con el narcotráfico, con la Policía, con las empresas públicas, con la migración, con los hospitales, con todo.
¿Qué más falta?
Si alguien imagina lo peor no se equivocaría.
Y todo esto lo decimos porque la rueda de prensa de ayer dio otro relato sobre la situación energética, pero siempre queda la duda que lo dicho ayer suena a una justificación sin mayor sustento para afrontar la marejada de críticas. Si es verdad lo que dicen, ¿por qué emitieron comunicados alarmistas? ¿Acaso no hay control de daños, una evaluación previa y hasta un manejo estratégico de asuntos tan delicados?
Al final da lo mismo, si dijeron la verdad o no, ya sabemos que lo peor está por llegar. PUNTO