Tercera noche consecutiva de cacerolazos en Argentina en contra de la “reforma previsional” promovida por el gobierno y que hace perder ingresos a los jubilados, pensionados, niños receptores de la asignación universal por hijo y a los veteranos de la guerra de Malvinas. Una de las medidas que han causado mayor malestar en la población desde que asumiera el gobierno de Mauricio Macri.
En la puerta del Congreso de la Nación, pero también en decenas de lugares de la Ciudad de Buenos Aires y en otras ciudades del país, la gente hizo tronar las cacerolas en defensa de los más desfavorecidos y en repudio a la violenta represión ejercida contra los manifestantes el día lunes.
El presidente se ha ido de vacaciones, mientras se vota en la provincia de Buenos Aires una nueva normativa que extiende la edad mínima jubilatoria y reduce drásticamente el porcentaje de sueldo que van a cobrar los trabajadores bancarios.
Cada día es un nuevo ataque a un derecho histórico consagrado y que se desvanece frente a las políticas del gobierno de demolición que encabeza el socio de Odebrecht, Mauricio Macri.
En Jujuy, en el norte argentino, los trabajadores del Ingenio La Esperanza fueron brutalmente reprimidos por la policía y también han ocurrido hechos violentos en la provincia de Formosa, donde la comunidad wichi de “50 viviendas” también sufrió un ataque con balas de goma y detenciones.