Familias enteras lloran y esperan respuestas fuera de la Penitenciaría del Litoral; madres que, al no tener a nadie más, se apoyan entre ellas. Temen que de sus hijos solo reciban cadáveres o partes.
Un total de 542 víctimas mortales, muchas de ellas víctimas colaterales de conflictos entre bandas criminales al interior de las prisiones, se registran durante 14 masacres carcelarias en Ecuador.
Luego de la reciente masacre, ocurrida entre el 22 y el 25 de julio de 2023, la Fiscalía y el Gobierno Nacional informaron de un total de 31 víctimas.
Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), en 2021 se contabilizaron 337 internos fallecidos, mientras que en 2022 se registraron 159 muertes y en lo que va de 2023 se han reportado más de 46 casos.
Las condiciones que rodean a esta ola de violencia carcelaria se han mantenido desde el primer amotinamiento registrado el 23 de febrero en el Centro de Privación de Libertad (CPR) Turi, en Cuenca. Se han encontrado armas de grueso calibre, cuerpos desmembrados e incluso algunos incinerados.
La masacre más letal hasta el momento se registró el 29 de septiembre de 2021, en la Penitenciaría del Litoral, con una cifra final de 122 privados de la libertad asesinados.
Varios cuerpos siguen sin ser identificados por sus familias o fueron entregados en condiciones inhumanas.
«Al momento, tenemos 11 cadáveres y 29 piezas anatómicas», indicó el general César Zapata, director de Seguridad Ciudadana y Orden Público de la Policía Nacional, tras realizar un primer barrido criminalístico en la Penitenciaría del Litoral, este julio.
Se calcula que, sumando las piezas sueltas, se puedan identificar ocho víctimas más, añadidas a los 11 cuerpos completos.
«Criminalística y Policía Judicial verificarán para determinar cuántos cadáveres existen y si esas piezas anatómicas pertenecen a estos cadáveres o a otros», detalló.
Desde el 25 de julio, los cadáveres han comenzado a llegar a la morgue de Guayaquil, y afuera de la prisión, madres, padres, hermanas y esposas continúan esperando respuestas sobre sus familiares.
El Comité por la Defensa de los Derechos Humanos ha documentado la angustiosa situación vivida durante tres días a las afueras de la Penitenciaría del Litoral.
Familias enteras lloran y esperan respuestas; madres que, al no tener a nadie más, se apoyan entre ellas. Aunque el Gobierno les ofreció apoyo, denuncian que no han cumplido.
«Hay un familiar aquí afuera que sabe que su detenido está agonizando desde ayer, está perdiendo sangre y ni siquiera lo sacan», se escucha decir a una mujer.
Hasta el momento, es incalculable la cifra de víctimas mortales a la que podría ascender el amotinamiento en este centro penitenciario.
«Ya tengo tres días aquí y sin embargo no sabemos nada, no tenemos agua ni comida; queremos solución y no hay soluciones. Nadie nos dice nada», indica otro familiar desde los exteriores de la Penitenciaría.
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