Si bien el Estado Islámico reivindicó los disturbios ocurridos en el interior de una prisión de Yakarta, la capital de Indonesia, las autoridades niegan que lo ocurrido tenga que ver con el grupo extremista.
Cinco guardias y un prisionero fueron asesinados durante el motín ocurrido en la cárcel de Depok. Un guardiacárceles todavía está retenido por los detenidos.
El portavoz de la policía nacional, brigadier Muhammad Iqbal, indicó que se están llevando a cabo negociaciones para salvar al uniformado y para concluir con el sangriento motín.
Según Iqbal la revuelta se desató por la protesta de los reclusos por la lentitud en la que les eran entregados los víveres que les llevan sus familiares y que son revisados de malos modos por los guardias.
La cárcel formaba parte de los objetivos donde pensaba atacar el Estado Islámico, que hace cuatro días sufrió el arresto de cuatro de sus acólitos que preveían atacar la prisión y estaciones de policía.
“El reclamo del grupo terrorista es falso, el incidente fue desencadenado por algo trivial, sobre la comida de las familias”, desmintió Iqbal a los terroristas que buscaban presentarse como autores del motín.
Luego de que en 2002 un atentado en Bali le costara la vida a más de 200 personas, las autoridades indonesias trabajan fuertemente para contener el extremismo islámico en el país con mayor cantidad de musulmanes del planeta, con más de 200 millones de fieles.