Una soleada tarde en la Ciudad de Buenos Aires reunió a sindicatos y organizaciones sociales frente al Congreso de los Diputados en un acto de oposición a la reforma laboral y la reforma previsional que quiere aprobar el gobierno de Mauricio Macri.
Un breve acto, apenas una hora de duración, pero más de 300 mil personas en una convocatoria amplia, donde participaron sectores enemistados, que comienzan a dar señales de convergencia y unidad.
El triunvirato que dirige la mayor central sindical del país, la CGT, no estuvo presente y es, en parte, hacia ellos que se manifestaron los trabajadores para enviarles un mensaje de no colaboración con el régimen macrista.
El secretario general de la CTA de los Trabajadores, Hugo Yasky, afirmó que el Gobierno quiere “un país sin sindicatos”, pero advirtió que la respuesta no será la desaparición de los mismos, sino que se va “a construir unidad junto a los movimiento sociales y defensa al estado de derecho. Vamos por más unidad”.
Otro dirigente sindical, Pablo Moyano fustigó al equipo económico y aseguró que se van a defender los derechos conquistados al costo de “vidas y cárcel para muchos compañeros trabajadores”. “Vamos a dar pelea cada vez que el Gobierno intente llevarse por delante los derechos de los trabajadores”, añadió.
El mensaje al gobierno fue claro, los trabajadores van a seguir en las calles defendiendo sus derechos y defendiendo la sustentabilidad del sistema previsional argentino, uno de los más solidarios del mundo y que el gobierno también busca desmontar. Se convocaba a marchar para frenar el saqueo del sistema jubilatorio que hoy comenzará a debatirse en el Senado con muchas chances de que los legisladores lo aprueben. El pueblo argentino está alerta.