Editorial de Radio Pichincha
Podrán proclamarse lo que les venga en gana, pero los hechos dicen más que las palabras o los discursos y esas frases huecas de las que se precian como retórica añeja.
De dientes para afuera se proclaman los mayores defensores de la libertad de expresión, pero les prohíben a sus ministros hablar, dar entrevistas a ciertos medios y además impiden la presencia de algunos periodistas en los llamados encuentros con la prensa.
Mienten descaradamente cuando descartan la existencia de trolls y bots desde las instituciones públicas, cuando es evidente que todos los tuits replicados por sus ministros y funcionarios de tercera son parte de esos aparatos de ataque a la oposición y a quien no coincide con el gobierno.
Se proclaman los promotores del cambio y son de la misma ralea de María Paula Romo y Andrés Michelena, cuando fueron ellos y los policías y agentes de inteligencia quienes promovieron dos cierres de radio Pichincha en 2019. Y ahora son de esa misma especie quienes atacan cuentas de redes sociales, amenazan con poner bombas y aniquilar a periodistas, presentadores, directivos de este medio de comunicación público.
Son los mismos los que ayer atacaron las cuentas de Un café con J.J., para anular la amplificación de entrevistas y sobre todo comentarios y editoriales que no se hacen eco de la narrativa mediática oficialista.
¿Por qué lo hacen? ¿Qué hay detrás de todo esto? ¿Son solo tontos útiles al servicio del gobierno o ilusos creyendo que anulando la opinión ajena la cruda realidad del país es otra? ¿Imaginan en el pensamiento único que propugnan los pelagatos, los hijos bobos, los villavicencios, los ecuavisas y los incautados incautadores que no dejan su cordón umbilical con los Isaías?
Aquí hay una clara actuación fascistoide, tal cual lo expresaron en el levantamiento popular e indígena de octubre. No caben para nada otras opiniones que no sean las que propugna el banquero y sus acólitos. Cualquier información o verdad que pueda desnudarlos en su real condición ética y moral constituye una amenaza. Ya mismo atacan la cuenta de la caricaturista Vilmatraca y con ello pensarán que pueden evitar sus dardos punzantes en el corazón del autoritarismo neoliberal de este régimen neo demócrata cristiano.
Ya no cierran medios y someten a periodistas porque eso sería demasiado evidente. Ahora quieren evitar que la gente se informe por los medios alternativos con los que cuenta la ciudadanía para hacerse de una opinión propia. Y lo hacen antes de las elecciones de febrero para evitar una derrota en la consulta popular.
Claro, dirán que no tienen nada que ver, que no manejan trolls, que no usan para nada la supuesta inteligencia policial y militar, que no existe ninguna prohibición o restricción a la opinión ajena, etc. Etc. Etc. Pero ya nadie les cree, sino ¿por qué no transparentan qué hacen y a dónde van los fondos reservados de los servicios de inteligencia? ¿Quién se está enriqueciendo con estos actos fascistas? ¿los hijos bobos? ¿Los Crudo Ecuador?
Si quieren democracia plena y libertad de expresión de verdad, al menos dejen que la gente escoja qué quiere leer, ver o escuchar, pero no impidan que las páginas de YouTube o Facebook de esta radio o de otros medios estén al aire sin perturbación y menos sin la osadía de creer que con bloquear o hackear se acallará la voz ciudadana. PUNTO