Editorial de Radio Pichincha
Hay algo que ya caracteriza en cuerpo y alma a Guillermo Lasso: cuando interviene en televisión es un “demócrata”, un estupendo actor con un libreto donde lo más destacado es que no levanta el tono de voz, contra los músculos de su rostro, adquiere un talante que ya quisieran tener algunos de sus seguidores más virulentos o esos periodistas amigos que echan fuego en las pantallas o en la radio.
Pero los expertos en “personalidad” dicen que una cosa es lo que hace y otra la que se dice. Y muchas veces más cuenta lo que se hace directa o indirectamente. Y este fin de semana vimos más el hacer que el decir del Presidente de la República, al punto que solo uno de sus funcionarios, quizá el más servil de todos, el secretario de Seguridad, Diego Ordóñez, salió a “explicar” el retiro del personal policial, al servicio de la Fiscalía, en las investigaciones de los casos donde se involucra a altas autoridades y hasta los parientes más cercanos de Lasso.
Es decir, habla en público del respeto a la independencia de las funciones del Estado, pero en privado ordena todo lo contrario. Y luego calla.
Y tan es así que la con la segunda pregunta de la Consulta Popular, el Gobierno intentaba cambiar el funcionamiento de la Fiscalía, para que no dependa del Consejo de la Judicatura, que ahora se encarga de seleccionar, evaluar, ascender, capacitar y sancionar a los fiscales. Según Lasso, el objetivo del referendo era “garantizar la autonomía de la Fiscalía” para sea la misma entidad la responsable sobre los servidores que la conforman a través de un Consejo Fiscal.
¿Qué pasó el fin de semana? Que como no le gustó que allanaran las instalaciones de Carondelet, pidió a la Policía sacar a los investigadores delegados por la Fiscalía y pusieron a otros, que no tendrán la misma ni pericia y conocimiento. Hasta que se actualicen en los casos y reciban las instrucciones de los altos mandos, pues pasará mucho tiempo, sin descontar que además serán “direccionados” políticamente en qué hacer que no “manche” a “quien ya sabemos”.
Ahora queda claro que la Consulta solo era un gran monumento a la hipocresía política, pues lo de fondo eran las preguntas 5 y 6 para eliminar las facultades del Consejo de Participación en el nombramiento de las autoridades de Control. Y en esas dos, la votación fue de las más altas a favor del NO. Con lo cual, queda más claro que el pueblo no come cuentos. Pero lo demócrata se le acabó el fin de semana.
Y todo eso sin dejar de lado lo que ha hecho su delegado personal en el Consejo Nacional Electoral, para provocar un fraude. Pero como la mentira tiene patas gordas este mismo fin de semana se les cayó el show y el andamiaje mediático que tuvieron listo con los canales, periódicos y radios que se “armaban” para desarrollar ese relato político perverso.
Entonces queda por ver con qué saldrá esta semana para ahondar su descrédito. PUNTO