Editorial de Radio Pichincha
Uno de los cimientos de la democracia es la fiscalización, de ese mecanismo por el cual el poder público aparte de rendirle cuentas a la ciudadanía, asume sus responsabilidades y también sus sanciones si no se cumple a cabalidad la tarea encomendada. Más aún, si se ha cometido una grave falta, que afecta a la Nación y al fisco, la autoridad encargada de hacer cumplir con la ley y la ética no puede quedar impune. Así es la democracia, en su plenitud.
Don Guillermo no está exento de todo esto. Nunca lo estuvo. Y como no le dio la gana de ir a la Asamblea a rendir cuentas, muchas cosas quedaron en duda y bajo sospecha. Por ejemplo, el sonado caso mundial conocido como Pandora Papers o Los Papeles de Pandora. Lo mismo con otros asuntos, quizá de menor impacto mediático, pero también de responsabilidad constitucional.
Por eso, hoy, en un acontecimiento histórico, inédito desde el retorno a la democracia, en 1979, un presidente es sometido al escrutinio político y ese es don Guillermo. Por más que sus acólitos lo quieran liberar de responsabilidades, está claro que, al menos, no hizo bien su trabajo o, lo más grave, dejó pasar cosas a favor de sus amigos y allegados. Pruebas hay.
Hemos llegado hasta aquí, además, tras dos años de un deterioro social y económico sin parangón. Y decimos sin parangón, porque don Guillermo tuvo todo para gobernar sin oposición, si efectivamente creía en un “Gobierno del Encuentro”. Pero parece que más pudo la codicia, el afán de que sus allegados ganen mucha más plata de la que tienen.
Estamos aquí con cifras inéditas de violencia criminal y de muertes violentas. Eso a nadie le queda la menor duda. Con un éxodo migratorio solo comparado con el ocurrido a finales del siglo pasado y principios del presente. Pero sus acólitos de la Mafia Mediática dirán que eso no tiene nada que ver con el juicio. No, directamente. Pero incide, porque la gente requiere respuestas o salidas.
Por todo ello, el juicio histórico de hoy será también un escrutinio político general a su gestión, donde lo más feo, apestoso y poco ético es haber permitido o dejar pasar actos de peculado, que seguramente le costarán, en total, más de 10 millones de dólares.
Eso sí, los interpelantes tendrán su rol el día de hoy, para lo cual habrá una audiencia que los escuche y una historia vigilante. Viviana Veloz y Esteban Torres tienen un papel medular en la retórica política. Han sido víctimas de la avalancha neo fascista que los estigmatiza en redes sociales y en las paredes (PARA ESO SI HAY MUCHA PLATA).
Finalmente, se nota que la desesperación ha llevado a algunos a hacer llamados de movilización neo fascista, con militares en servicio pasivo difundiendo audios con claros afanes antidemocráticos. No nos sorprende. Aquellos que quisieron “incendiar Quito”, los banderas negras y los que hicieron campaña por don Guillermo, han usado esos recursos de la manera más antidemocrática, desde hace más de 10 años. Y no dejan de ser lo que ahora se ha revelado en el gobierno: un grupo desestabilizador, que prefiere incendiarlo todo a permitir que la democracia sea el espacio para la resolución de las diferencias y para la alternancia política. Si no son ellos, que no sea nadie, dicen.
La HISTORIA NOS TRAJO HASTA ACÁ Y QUE SEA ELLA LA QUE JUZGUE TAMBIÉN. PUNTO