Martínez preguntó qué se ha hecho por los niños en Esmeraldas pues son chicos que no tienen ni agua potable y para ellos la única respuesta es la mano dura.
Manuel Martínez, coordinador del Pacto por la Niñez y Adolescencia, destacó que esta es una época difícil para los defensores de Derechos Humanos porque existe un ataque frontal a su trabajo, al exigir que a la par de políticas reactivas se den acciones de prevención.
“La feroz ofensiva impide que se establezca con claridad que está pasando en Ecuador con relación a los menores de edad y uno de esos campos es el sistema educativo”, agregó.
Martínez se preguntó qué pasaron con los más de 200 000 niños, niñas y adolescentes que salieron del sistema educativo en la pandemia, tomando en cuenta que en este contexto es donde se registraron los reclutamientos forzosos para temas delictivos.
“En tema de escuelas siempre decimos que lo último que se cierran son las escuelas porque son espacios importantes en el proceso socio emocional”, remarcó.
Manuel Martínez señaló que no solo se trata de abrir las escuelas de manera paulatina como lo ha establecido el Ministerio de Educación sino también de contar con un plan general y protocolos que hagan seguras a las instituciones.
“Es necesario crear corredores seguros y libres. Evitar que a la salida se dé el microtráfico”, mencionó.
Si bien, reconoció que las Fuerzas Armadas y la Policía están presentes en los barrios y las calles, también consideró que se ha estigmatizado a los adolescentes por su color de piel o tatuajes, sin siquiera preguntar o investigar se los toma para torturarlos y todo esto con la venia de la misma Asamblea Nacional que está analizado reformas al Código Integral Penal a fin de tratar a los menores de edad como si fuesen adultos.
“Es decir, solo se piensa desde la mano dura y represión”, puntualizó.
Manuel Martínez aclaró que no se está defendiendo a delincuentes y más bien instó a analizar las cifras donde se muestra que entre los más de 7 000 homicidios de 2023, 700 correspondían a niños, niñas y adolescentes.
“Por eso exigimos una actuación integral que no solo implique mano dura y seguridad sino una propuesta de carácter social y que logra evitar que los niños sean reclutados”, reiteró.
Martínez cuestionó qué se ha hecho por los niños en Esmeraldas, por ejemplo, pues son chicos que no tienen agua potable, transporte seguro, que viven en pobreza, en medio del narcotráfico y para ellos la única respuesta es la mano dura.