En enero de este año el gobierno salvadoreño presentó un plan de mejora para las condiciones de vida de los pueblos originarios en el país. Enfocado, fundamentalmente, en las prioridades que presentaron las comunidades: salud, educación y seguridad alimentaria.
Al no haberse resuelto la plena aplicación del plan, los pueblos originarios volvieron a las calles. “Necesitamos de la voluntad política del Estado salvadoreño para poder transformar las situaciones que nos aquejan. Necesitamos y exigimos la inmediata oficialización del Plan Nacional de Pueblos Indígenas”, declaró William Berrios, representante de la comunidad lenca.
Los pueblos originarios representan el 12 % de la población de El Salvador y consideran que el plan que realizaron con el apoyo y coordinación de Naciones Unidas, en conjunto con instituciones del Estado, debe aplicarse con urgencia.
“Nuestro plan es completo, es una herramienta de acción, es un mandato de las Naciones Unidas”, comentó Juliana Ama, representante del pueblo nahua y nieta del dirigente indígena Feliciano Ama, que murió ahorcado en 1932 por el régimen militar acusado de comandar una insurrección campesina.
“Llevamos 525 años de sometimiento, invisibilización y discriminación”, afirmó Berrios. El Salvador en el año 2007 adoptó la Declaración de las Naciones Unidas sobre Derechos de los Pueblos Indígenas, es necesario que el gobierno de izquierdas lo implemente, ya que si no lo hacen ellos, no lo hará nadie, puesto que la oposición salvadoreña es tremendamente conservadora.