Editorial de Radio Pichincha
Se les notaba, era evidente y hasta previsible desde el viernes pasado, pues los rostros del Primer Mandatario como de sus ministros reflejaban la derrota: la ciudadanía no se comió el cuento de que una Consulta Popular, con gancho de seguridad, quiso meter reformas neoliberales radicales en el Referéndum.
Y, por eso, de acuerdo con los resultados oficiales, el rechazo al trabajo por horas superó el 68%. Mientras el apoyo para que el presidente Daniel Noboa acentúe la lucha contra la inseguridad, superó el 60% en casi todas las preguntas relacionadas.
Lo habíamos dicho con sobradas reflexiones que las preguntas sobre seguridad estaban más que ganadas pues, aparte de obvias e innecesarias, tocaban membranas muy sensibles para una población que no encuentra seguridad frente al fracaso del llamado Plan Fénix. Pero al mismo tiempo, lo dijimos: de apoyar esas preguntas el desafío del gobierno es doble. Por un lado, ya no tiene pretextos para justificar la ineficacia en la seguridad ciudadana. Por otro, ahora la ciudadanía va a reclamar resultados, en la práctica, ya no en los discursos ni en la publicidad.
Lo que está en duda es si -superado este momento político- ahora se podrán atender los problemas fundamentales de la ciudadanía, como son la crisis energética, la precaria situación económica y la desatención en salud y educación. Si de verdad dejan atrás el proselitismo, YA ES HORA DE PONER A TRABAJAR A SUS MINISTROS Y EQUIPOS. Pero nos quedan serias dudas.
Aspiramos, por el bien de todas y todos, que esta lección democrática también contribuya a bajar las tensiones, los tonos de los discursos y seamos capaces de procesar el mensaje ciudadano. Si no se hace ya sabemos lo que les ha pasado a mandatarios con rechazo en consultas populares. El ejemplo más fresco es el de Guillermo Lasso.
Toda participación en las urnas en un mensaje de profundo sentido histórico y así deben procesar todas las fuerzas políticas. Claro, lo de ayer también estaba pensado en las elecciones del 2025 y si esto es así, con más razón habría que mirar con lentes de responsabilidad cada una de las actuaciones.
Por cierto, para cerrar, ayer también ocurrieron asesinatos, motines, deslaves y una serie de incidentes que nos prueban que no estamos bien; que, en medio de un estado de excepción, con más policías y militares, nadie nos garantiza que las cosas mejores o al menos se atenúen para un bienestar mínimo. PUNTO