Editorial de Radio Pichincha
Los partidos y movimientos políticos están moviéndose a su interior y en sus búsquedas de alianzas y también de candidatos. Podríamos decir con algo de sorna y de esperanza que ya estamos en un proceso electoral en marcha. Y decimos con sorna porque nadie asegura que sea una buena noticia o al menos una posibilidad de enriquecer la democracia participativa. Y con esperanza porque si tenemos que salir de siete años de neoliberalismo crudo y duro ojalá ocurra en el 2025.
No olvidemos que el Consejo Nacional Electoral cierra el 14 de junio el registro de las organizaciones políticas que podrán participar en las elecciones presidenciales y legislativas del próximo año. Los que no se inscriban hasta esa fecha quedarán fuera. Ahora hay 77 partidos y movimientos que tienen asegurada su participación en 2025: siete partidos, 10 movimientos nacionales y 60 movimientos provinciales.
Y con esos datos cualquiera imaginaría que en adelante tendremos una dinámica política sensata, transparente, participativa y muy potente en debate y propuestas. Pero no nos hagamos ilusiones. La experiencia de los últimos años nos indica que nada de eso sucederá, que, salvo un movimiento político, todos los demás se han constituido en empresas electorales con candidatos prestados o que pagan bien por estar en la lista de tal o cual partido.
¿O ya olvidamos por cuál organización llegó a la presidencia el actual mandatario? ¿Habrá leído los principios y doctrina de esa organización? ¿Se acuerdan cuántos de los candidatos presidenciales salieron de un proceso interno de primarias reales y efectivas?
Si el pasado viernes fue el arranque de la campaña oficial, con toda la fanfarria y los recursos económicos, entonces ya esta semana se percibe cómo se afronta este enorme desafío para el Ecuador. Por ejemplo, ya el Partido Socialista afirmó que su candidato será Pedro Granja. Y así seguirán las nominaciones, no las elecciones internas.
No nos queda más que esperar cómo se exhibirá la baraja de candidaturas. Pero también será momento para obligarnos a pensar, como electores, cómo vamos a elegir y sobre la base de qué propuestas, aunque ahora eso parezca anticuado y por fuera de la moda y de las manipulaciones mediáticas y de redes sociales.
Lo de fondo es que mientras todo eso ocurra el país sigue hundido en la violencia y en la crisis económica, con un presidente candidato y una ausencia total de real de fiscalización y de transparencia. PUNTO