Apenas asumido en el cargo de ministro de Culturas, Artes y Patrimonio de Chile, Mauricio Rojas debió afrontar sus palabras en contra del Museo de la Memoria. En uno de sus libros escribió que el Museo “es un montaje cuyo propósito es impactar al espectador, dejarlo atónito, impedirle razonar, es una manipulación de la historia”.
Desde el museo se le respondió, diciendo que “hablar de montaje es desconocer de modo grosero la historia de Chile y de lo que el país ha avanzado en materia de reconocimiento y reparación a las violaciones de los derechos humanos desde el término de la dictadura”.
Y califican al texto de Rojas de una “imputación injuriosa inaceptable. La línea editorial de la exposición permanente del museo da cuenta de los Informes de la Verdad, ese es su fundamento”, añade el documento del Museo.
Fue tan fuerte el repudio generalizado del ambiente de la cultura, que a tres días de jurar el cargo, presentó su renuncia en el día lunes.
El mismo día, el presidente Sebastián Piñera, nombró a quien será su sucesora, Consuelo Valdés Chadwick, quien ocupaba hasta el momento el cargo de directora ejecutiva del Museo Interactivo Mirador y dirigió también el Museo Artequín, fue consejera del Consejo Nacional de Televisión y coordinador nacional de museos de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos.
Piñera aseguró durante el acto público, que el gobierno no comparte las calificaciones de Rojas sobre el Museo de la Memoria, del que describió su función como “recoger las vivencias y enseñanzas de un periodo muy oscuro de nuestro país”.