Editorial de Radio Pichincha
Las “metida de mano” en la Justicia, de la que la Mafia Mediática hizo campañas, entrevistas, reportajes y hasta simulaciones, tras la consulta del 2011, fue un síntoma claro de que esa zona del Estado no puede estar en manos que no sean de las élites políticas y económicas. No, ahí no se puede, por varias razones:
1.- En la Justicia ecuatoriana, desde tiempos inmemoriales, ha gobernado una élite que cuida mucho sus intereses, sus negocios y sus trafasías. Eso, además, cuenta con el aval de ciertos sectores académicos y hasta universitarios que han creído que obedeciendo a ese poder pueden aspirar a un lugar en el “parnaso” de la “aristocracia” política. De hecho, algunos, rompiendo todas sus convicciones y hasta rechazando su origen de clase, han servido, desde los juzgados y los tribunales, a esas élites, que les han hechos unas migajas para que se calle o al menos asciendan un poco en la escala social.
2.- El control de la Justicia implica, por cierto, una disputa de poderes para garantizar impunidad y, sobre todo, no mover un milímetro el statu quo. Constituye el modo más perverso y autoritario de someter a un país a los designios de cámaras, partidos y grupos económicos que, en sus bufetes, en sus estudios jurídicos, no solo que han cambiado sentencias, sino que hasta han vendido la soberanía del Ecuador. ¿O ya nos olvidamos lo que hicieron los procuradores de Lenín Moreno y Guillermo Lasso con los Tratados Bilaterales de Inversión (los TBIs), con el caso Chevrón y con el asilo político a Julián Assange?
Ni Iván Saquicela, ni Diana Salazar y menos los ahora nombrados en el Consejo de la Judicatura responden al “espíritu profundo del derecho y de la Constitución”. Eso ni ellos se lo creen. Incluso, con tal de que no les quiten la visa estadounidense harán lo que esa embajada les diga y les obligue. Así ha sido siempre, salvo por ese lapso de diez años donde no pudieron imponer ni su agenda y menos sus dominios de todo tipo. Y por eso, cuando criticaron la supuesta “metida de mano en la justicia”, lo único que criticaban era que no fueran ellos los que la metieran.
Pero ahora, desde el 2018, han metido no solo la mano, han manoseado, intoxicado y hasta han enterrado el Estado de derecho, en todas sus variantes. La última acción es la de suspender el concurso de jueces porque esas élites y cierta embajada no lo controlaba. Ahora, ellos lo dirigen y decidirán qué jueces ponen, a cuenta de qué casos y sentencias y, por supuesto, para que el poder económico y todas sus empresas sean santificadas en todas sus barbaridades.
Esa es la realidad, disfrácenla de lo que quieran, pónganle el título o slogan que quieran, se trata de una nueva “metida de mano” de un sistema y de un régimen autoritario y dictatorial, que como ayer nos dijo Pedro Granja, no acepta que ninguno que no sea de los suyos dirija la Asamblea, el Consejo de Participación, la Judicatura, la Corte Nacional y la mismísima Presidencia de la República. Si para eso hay que eliminar a un candidato presidencial o vincular al narcotráfico, con montajes espectaculares, no importa, lo harán y santificarán todo con acciones urgentes, resoluciones y hasta dictámenes constitucionales. Así funciona todo esto, además con las amenazas y sembrando miedo para que nadie tenga que decir ni pío. PUNTO