Editorial de Radio Pichincha
Vamos a cerrar el 2023 y hay muy poco para celebrar. Como país cargamos una decepción y una tristeza enorme. Sin embargo, somos un pueblo que se repone, que se levanta y vuelve a luchar. Y por eso este festejo de fin de año tiene que constituir un compromiso muy íntimo de levantarnos, solidarizarnos y salir adelante, a pesar de todo lo ocurrido en el año que termina.
Si estamos ansiosos de paz y bienestar. Por lo mismo, nos obligan a una actuación casi individual, porque no tenemos muchas esperanzas del gobierno, a pesar de las ofertas y cierta demagogia que nunca falta. Prima en el espíritu de muchas familias salir adelante como se pueda y a costa de lo que sea.
Por lo que se observa en estos últimos días no cae el sicariato, todo lo contrario. Y por esa situación y la respuesta gubernamental no vemos ninguna perspectiva positiva. Ojalá nos equivoquemos.
Nos sorprende el modo de actuar de la justicia: juzgan con inmediatez a sus adversarios políticos, dejan en libertad a los sospechosos de estar involucrados con las mafias criminales y del narcotráfico y ahora, por si fuera poco, los periodistas aliados con Lasso se enfrentan en los sets de televisión y las redes sociales para ver quién es el más puro y el más casto en todo esto.
No nos cabe ninguna duda que todos esos medios y periodistas han sido copartícipes de la debacle nacional. Fueron esos que antes eran “amiwis” los que hoy se dicen de todo. Pero ellos fueron los que apoyaron al Trujillato, la candidatura de Lasso y también las acciones que tomaba el banquero para beneficiar sus negocios y para intentar anular a una fuerza política llamada Revolución Ciudadana.
Y sorprende que mientras más intentan anular a su adversario político y electoral, con chats aparentemente reveladores, más se ensucian ellos mismo. Pero, claro, ahí no hay escándalo ni allanamientos espectaculares. Todo parece dirigido y hasta estructurado para distraernos de lo fundamental.
Mientras tanto, con toda franqueza, tenemos que pensar que los problemas fundamentales de la población quedan de lado. Sigue el éxodo masivo de la migración, sigue la desesperanza y la pobreza. En las últimas semanas no ha cambiado nada en este terreno.
Por tanto, solo deseamos que este fin de semana y fin de año sea para abrazarnos en familia, con los amigos y con quienes creemos que un futuro posible solo será con base en una mejor democracia, en una respuesta efectiva a nuestros dolores y malestares sociales.
Por eso queremos invitarles a que sigan con nosotros en este esfuerzo de construir “Otro relato”, para avizorar nuevas salidas a un desasosiego que nos agobia y nos hace sentir en el desamparo. Les esperamos este 31 de diciembre para participar conjuntamente en el Conteo Final y con eso levantar nuestras insurgencias más profundas y nuestras ternuras más sentidas. PUNTO