En tres años, el ministerio de Energía ha cancelado USD 2,5 millones por mantener las cocinas sin ningún uso
LOS PERIODISTAS
El gobierno de Lenin Moreno no solo echó abajo el Programa de Eficiencia Energética, sino que por su mal aprovechamiento ha generado millonarios perjuicios económicos.
Con este programa se pretendía sustituir 3 millones de cocinas de gas por inducción hasta el año 2024. Cuando Moreno llegó al poder en mayo de 2017, el gobierno anterior había reemplazado 750.000 unidades.
Desde mayo de ese año se suspendió el programa, se dejó de fabricar cocinas de inducción nacionales y las que estaban en manos del ministerio de Energía Renovable quedaron embodegadas.
De acuerdo con información oficial del ministerio de Energía, 78.000 cocinas se mantienen embodegadas en Guayaquil, por lo que el Estado paga USD 69.000 mensuales, según el contrato de arrendamiento.
Durante tres años se ha cancelado alrededor de USD 2,5 millones por el bodegaje de estos artefactos, sin ningún uso, valorados en USD 11 millones.
No obstante, el ministerio asegura que estas cocinas “se están entregando a familias de escasos recursos, a beneficiarias del bono de Desarrollo Humano y a programas habitacionales”.
Además, la Unidad de Eficiencia Energética, que no cumple ninguna función, arrienda oficinas en el edificio Siglo 21, ubicado en la avenida República del Salvador y Suecia, en Quito, por las que paga mensualmente USD 5.000.
Pero este perjuicio es mínimo comparado con los recursos que el Estado destina anualmente para el subsidio al gas de uso doméstico. El costo real del cilindro de 15 kilos, según las propias autoridades energéticas, es de USD 22, pero el precio oficial de venta es de USD 1.60.
Según cifras oficiales, el costo por subsidio al gas en el año 2019 fue de USD 700 millones, mientras que el subsidio de 100 kilovatios-hora al mes, para las 3 millones de cocinas de inducción proyectadas, era de USD 230 millones por año.
Es decir, si se daba continuidad al Programa de Eficiencia Energética, el gobierno hubiese ahorrado cerca de USD 500 millones anuales.
A esto se suman los beneficios ambientales, de seguridad y de eficiencia. Las 750.000 cocinas de inducción que se comercializaron hasta mayo de 2017, evitaron la emisión de 234.709 toneladas métricas de CO2. Esta cifra se habría cuatriplicado con el número de cocinas previsto en el programa.
Ecuador es suscriptor del Acuerdo de París sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas, pero contrariamente el gobierno acabó con un programa que favorecía al medio ambiente.
Respecto a la eficiencia, las cocinas de gas utilizan apenas entre el 35% y 40% de combustión, mientras que el 60% se desperdicia en el ambiente. En cambio, las cocinas de inducción tienen una eficiencia del 84% y son más rápidas hasta en un 100%.
La seguridad es otro de los factores negativos que afecta a los consumidores de gas de uso doméstico. En el país son frecuentes los accidentes por fugas de gas y explosiones que han dejado cientos de víctimas mortales, heridos y cuantiosas pérdidas económicas.
La Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos en una de sus campañas de prevención aseguraba que “los tanques de gas son asesinos silenciosos”. Las cocinas de inducción habrían evitado este tipo de accidentes.
Pese a todos los beneficios de las cocinas de inducción y a la capacidad de generación de energía hidroeléctrica con la que cuenta el país, el gobierno destruyó el programa de eficiencia energética, al igual que otros programas, solo por retaliaciones políticas.