Panamá, 9 dic (Prensa Latina) En un 2020 marcado por la muerte debido a la Covid-19, enero señala la diferencia en Panamá a causa de la violencia protagonizada por el narcotráfico y el pandillerismo, al registrar 65 homicidios.
Según estadísticas oficiales, esta cifra supera en 22 la contabilizada en igual periodo de 2019, incremento que algunos especialistas atribuyen al asesinato de siete personas a manos de una secta religiosa en la comarca Ngäbe Buglé y a la estela de homicidios derivados de la masacre ocurrida en la cárcel La Joyita en diciembre del año pasado.
Al primer mes del calendario le sigue julio, el segundo más mortífero asociado a la violencia con 49 casos, de los cuales siete corresponden a la matanza del búnker de Espinar, en la caribeña provincia de Colón, donde en las últimas 24 horas se registraron tres crímenes.
Justamente el hallazgo de los cuerpos en una fosa común en la comarca indígena, entre ellos una mujer embarazada y sus cinco hijos, y el hecho ocurrido en Colón fueron los que más acapararon la atención en este 2020 por la atrocidad y el enseñamiento de los asesinos.
A juicio del criminólogo Marco Aurelio Álvarez, con la pandemia las actividades del crimen organizado no se detuvieron, por el contrario, aumentaron con un alto ingrediente de violencia con el objetivo de establecer un régimen de terror.
‘Este año la cuarentena le ha allanado el camino a los asesinos porque saben dónde están ubicados sus contrarios y por estar las calles más despobladas, les es más fácil huir de la escena del crimen’, aseguró el especialista en declaraciones a La Estrella de Panamá.
Con este criterio coincide el médico forense Vicente Pachar, quien afirmó que los casos están asociados al aumento de la violencia entre los grupos marginales de la sociedad, en alusión a las pandillas y los narcotraficantes.
Subrayó que de las 41 féminas asesinadas hasta la fecha, 15 fueron calificadas de femicidios, de ahí que la mayoría sean muertes violentas.
Lo cual, acotó, demuestra que ‘la participación de la mujer en el crimen organizado es cada vez más frecuente’.
Sobre el tema, la directora del Instituto de Criminología de la Universidad de Panamá, Bélgica Bernal, sostuvo recientemente que algunos de esos hechos son resultado de la correlación que ellas tienen con algún miembro de grupos delincuenciales.
La realidad es que muchas de las que están tras las rejas son utilizadas para servir a la justicia y pagar condenas de su pareja o familiares.
Al tiempo que otras son asesinadas en medio de un ciclo de venganzas por guardar relación con personas vinculadas a delitos, precisó.
Datos de la Dirección General del Sistema Penitenciario revelan que solo el 20 por ciento de la población delincuencial en Panamá corresponden al sexo femenino, pero cerca del 80 por ciento están arrestadas por trasiego de drogas, esconder mercancías, participar del menudeo y por tener vínculos con un miembro activo de una banda criminal.
‘Pagan por ser mujer, supuestamente la parte más débil de la delincuencia, pero si delinquen, les va peor, y son victimizadas doblemente, porque tienen hijos que no pueden criar y parejas que no pueden atender por estar cumpliendo condenas’, afirmó Bernal.
Criterio con el que coincide el investigador social Gilberto Toro, quien aseguró que no son miembros activos ni importantes dentro de la estructura pandilleril, ‘son hermanas, madres, esposas o vecinas que tienen un valor sentimental para los miembros de las pandillas, lo que las hace blanco para venganza o mensajes de advertencias entre enemigos’.
Cabe señalar que lo inusual en la ola de crímenes registrados en Panamá este 2020 es que la mayoría de los sucesos ocurrieron en medio de la cuarentena y el toque queda establecido para contrarrestar el avance de la pandemia en el país, acotó recientemente el fiscal superior Uris Vargas.
Fuentes oficiales revelan que hasta noviembre Panamá registró 455 homicidios, cifra que contrasta con los 407 ocurridos en igual periodo de 2019.
Sin embargo, lo más significativo es que entre la provincia de Panamá, donde radica la capital, y su populoso distrito de San Miguelito reportan 235 asesinatos, poco más de la mitad del total, seguidos de Panamá Oeste (81) y Colón (74), mientras que las armas de fuego representan el 79 por ciento.
oda/npg