Pasaron 32 meses desde que se presentó el proyecto en la cámara legislativa, pero hoy Michelle Bachelet pudo promulgar la ley que despenaliza la interrupción voluntaria del embarazo en tres causales, recuperando una normativa que existía hasta la llegada de la dictadura de Augusto Pinochet y la CIA.
Los causales que permiten el aborto son la inviabilidad fetal, el peligro de vida para la mujer y que el embarazo haya sido producto de una violación.
El 2 de agosto el Senado había aprobado la norma, pero desde el partido Chile Vamos, del expresidente Sebastián Piñera, frenaron la promulgación con un requerimiento ante el Tribunal Constitucional, ya que consideraban que la ley podía contravenir la constitución, algo que luego de la exposición de 135 personas, a favor y en contra, terminó siendo aceptada en un fallo el 21 de agosto.
Lo que sí admitió el Tribunal fue que además de los médicos y médicas a oponerse por objeción de consciencia, también podrían hacerlo instituciones, con lo que se le permite a una serie de clínicas no brindar este derecho humano a las mujeres.
El reglamento que está siendo elaborado por el Ministerio de Salud y que sería promulgado en diciembre para ser añadido a la norma deberá ser conciso sobre la opción de la objeción de consciencia, lo que pervierte el sentido universal de la ley.
En caso de ser elegido presidente, Piñera anunció que integraría al programa algunos cambios que permite convencer a las mujeres para que desistan del aborto. José Antonio Kast, un candidato más extremista, fue claro y dijo que directamente derogaría la norma, que cuenta con una aprobación de más del 70 % de la población chilena, según indican las encuestas.