A estas alturas ya podemos hablar del expresidente depredador de Costa Rica, Oscar Arias. La barrera del silencio de sus víctimas de abuso sexual se quebró y las denuncias se siguen sucediendo en los medios de comunicación, pero también frente a la justicia.
Con la declaración de la empresaria María del Pilar Baeza Montes de Oca ya son diez las mujeres que describieron los abusos sexuales sufridos por el exmandatario y premio Nobel de la Paz.
Incluso, en su relato al diario La Nación, describe como la exasistente de Arias, Vivian Quesada Rodríguez, estaba conchabada con él para facilitar el encuentro, promoviéndolo y luego dejándolos a solas en la casa del abusador.
Quesada es un personaje de mucha importancia en la política costarricense, fue candidata a la vicepresidencia con Otto Guevara.
Toqueteos e insinuaciones fue lo que relató la exentrenadora personal de Arias, Patricia Volio García, en su muro de Facebook y se trate quizás del relato menos escabroso, pero donde queda patente lo habitual de las prácticas deshonestas del violador y el acostumbramiento de sus empleados.
Costa Rica está viviendo muy convulsionada por estos hechos, que se suman a las denuncias en contra del cura prófugo Mauricio Víquez, también acusado de abusos sexuales por nueve mujeres.
Y ayer fue la viceministra de Economía, Industria y Comercio, Laura Pacheco, quien presentó una denuncia en la Fiscalía de Género por agresión sexual contra el director de Promoción de la Paz y Convivencia Ciudadana, Julio Solís. El funcionario presentó inmediatamente la renuncia ante la ministra de Justicia que la aceptó ipso facto.