El Estado no trabaja en prevención ni en cuidado, tampoco en justicia. La mayoría de familias de las víctimas, aún espera verdad y reparación integral.
En este 2023, cada 26 horas y 55 minutos, una mañana cualquiera, una madre no durmió esperando la llegada de su hija a casa. Una noche cualquiera, un niño no volvió a ser arropado por su madre. Hasta el 25 de septiembre, la Fundación Aldea dio cuenta de que estas ausencias son parte de los 238 femicidios registrados en este año.
No se trata de una cifra más, no es solo un registro del aumento de los asesinatos en contra de las mujeres. Es el dolor de las familias porque:
- 122 niños y niñas quedaron en la orfandad.
- Los sueños de 238 mujeres y niñas no pudieron cumplirse.
- Trece mujeres se encontraban embarazadas y no pudieron ver a sus hijos nacer porque les cegaron la vida mientras estaban gestando.
El 2023 es, según representantes de la Fundación Aldea, el año más violento para las mujeres. Esa misma calificación tuvo el 2022 y en lugar de que se haga justicia y de que se proteja a las mujeres, la violencia se recrudece.
En Ecuador ser mujer es vivir con miedo, no solo por la inseguridad que se siente en las calles sino también por la misma violencia que se vive en el entorno familiar. El 47% de femicidios fue cometido por alguien que tenía un vínculo sentimental con la víctima. Aunque todos los lugares representan un riesgo para las mujeres, el ambiente de trabajo, la calle, los sitios de diversión, etc.
Del número de mujeres asesinadas, 12 eran menores de edad, lo que incluye a una bebé menor de 1 año. También se registra una adulta mayor, de 90 años.
¿Dónde está el Ministerio de la Mujer?
Pese a que en su página web, el Ministerio de la Mujer habla de que su labor se basa en “garantizar y promocionar los Derechos Humanos, a través de políticas públicas de prevención, atención y reparación”. Eso no se cumple en la práctica.
Si se trabajara en prevención, los femicidios no se habrían incrementado e incluso las 28 mujeres, hoy asesinadas, que previamente reportaron antecedentes de violencia, habrían sido rescatadas y puestas a salvo, al igual que otras seis que tenían boleta de auxilio.
¿Dónde está el Estado?
El 68% de femicidios se cometió con armas de fuego. Y en este contexto tan violento, el Gobierno de Guillermo Lasso flexibilizó el porte de esos artefactos, el pasado 2 de abril de 2023.
«Esta medida urgente es para combatir al enemigo común de Ecuador, la delincuencia, el narcotráfico y el crimen organizado”, dijo Lasso, en un mensaje a la nación, a inicios de este año. El tiempo ha pasado y entre las víctimas mortales de ese porte de armas están las mujeres y niñas.
En esa fecha, varias organizaciones feministas lanzaron la alerta y pidieron rever la medida, pues no se presentó ningún sustento técnico para flexibilizar el porte de armas.
Además, la gran mayoría de las familias de las víctimas, aún sigue esperando verdad y reparación integral.
“El Estado feminicida no cumple de manera efectiva con sus obligaciones, no garantiza derechos; no previene las violencias de género en nuestra contra; no protege a quienes exigen respuestas ante los hechos sufridos”, reclamó Fundación Aldea.
Cada 26 horas una mujer o niña es asesinada por violencia de género. Hoy, mientras usted lee esta nota en nuestra web, una mujer o niña es víctima de un femicida y un Estado indolente. Las mujeres seguimos de luto.