El INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia) de México dio a conocer esta semana el descubrimiento de restos óseos de una decena de personas en Tlalpan, una localidad al sur de la capital mexicana, que fueron enterradas hace unos 2500 años.
Según los arqueólogos las diez personas deben haber sido enterradas en el mismo momento y la acción de la muerte los fue entrelazando. Se tratan de ocho adultos, un menor de unos 3 o 5 años y un bebé de meses.
Las excavaciones en terrenos pertenecientes a las Universidad Pontificia de México comenzaron hace cinco meses y se han localizado unas 20 fosas, la mayoría individuales. Uno de los detalles que destaca la arqueóloga Jimena Rivera, quien coordina el equipo de trabajo es que las fosas son círculos perfectos y que varían en sus diámetros de 1,20/1,50 metros a 1,80/2,30.
“Sin poder abundar por ahora en las causas de la muerte de estos aldeanos o si existe filiación entre ellos, las especialistas coinciden en que su acomodo apunta a un aspecto ritual. Al momento de disponerlos directamente sobre la tierra, los cuerpos de los fallecidos fueron “enlazados”, de modo que húmeros y cúbitos (huesos de brazo) de un individuo, aparecen bajo los lumbares (correspondientes a la columna vertebral) de otro”, explica el comunicado del INAH.
La disposición de los cuerpos “interactuando” entre ellos, abre un montón de posibilidades en la interpretación de los ritos mortuorios en el período clásico mexicano y queda en manos de los investigadores ir poniendo en relación los diferentes descubrimientos.