Editorial de Radio Pichincha
En primer lugar, tenemos que DENUNCIAR CON TODA FIRMEZA la violencia de la que ha sido objeto Radio Pichincha, por el solo hecho de informar. Hemos informado de todo y con todos los actores políticos, sociales y económicos. Pero parece que al gobierno y a sus aparatos de ataque, incluidos los medios de la mafia mediática, solo les interesa los aplausos y los parabienes con el presidente Guillermo Lasso.
Desde amenazarnos con hacer volar en pedazos las instalaciones de la radio, bombas contra nuestros compañeros periodistas y directivos, hasta solicitar el cierre de nuestras emisiones dan cuenta de esa doble moral de quienes se han convertido, sin ninguna autoridad moral, en abanderados de la libertad de expresión.
Todo porque hemos puesto sobre nuestra agenda informativa lo que dicen las organizaciones de defensa de DDHH y reivindicar la necesidad de una Policía mejor y más preparada, tal como actúa frente a movilizaciones y paros populares. ¿Es un pecado informar? ¿Les duele tanto que pongamos el dedo en la llaga? ¿O les resiente que no aplaudamos, en calidad de cachiporreros, como lo han hecho este fin de semana los pelagatos, los hijos bobos, los villavicencios, los expresos, los universos y los ecuavisas?
Y esto tiene que ver con este feriado sangriento, casi en la misma tónica de los 10 motines carcelarios que hemos vivido en menos de dos años. Guillermo Lasso puso, por fin a todos los policías y militares frente a las bandas criminales que gobiernan las cárceles. ¿Tuvieron que pasar 17 meses para hacer lo que se le había pedido desde distintos sectores y expertos en el tema?
Si quiso emular a Nayib Bukele lo hizo muy tarde, pero se olvida que el presidente salvadoreño controló las bandas criminales en las calles y en los circuitos donde actúan. No solo fue controlar las prisiones, sino cortar las líneas de abastecimiento de los grupos de pandilleros y de narcotraficantes. Y, claro, metió en la cárcel a más de 20 mil pandilleros y delincuentes sin que tengan poder dentro de ella, sin que ciertos gendarmes sean los proveedores de municiones y armas, menos aún impunidad y libre movilización en todo el país.
Para emular a Bukele hace falta autoridad, carisma, decisión, absoluta responsabilidad con el objetivo de crear las condiciones de desarrollo económico y paz para la ciudadanía. Pero ya vemos que en el Ecuador hay otras preocupaciones y demasiados problemas acumulados sin una decisión clara de actuar en distintos frentes. Si quiere mejorar las cosas, ¿cómo se le ocurre reducir el presupuesto de la Policía para el 2023?
En fin, este feriado sangriento deja claro que lavar la imagen de Lasso es una acción coordinada, sin importar el costo en vidas de policías y delincuentes presos, para asegurar el carguito en Carondelet y de ahí no más. Ojalá no vuelvan a ocurrir más eventos de violencia como las de este feriado, pero dada la experiencia de estos 17 meses, quedan muchas dudas. PUNTO.