Editorial de Radio Pichincha
Daniel Noboa tiene un gran escenario y todas las herramientas para resolver la crisis de inseguridad. No hay una sola dificultad concreta en el corto plazo y por eso mismo debe asumir el desafío planteado por todo el país.
Sin embargo, nada será fácil. Al contrario, con los grupos criminales bien financiados, bastante bien armados y con una cobertura de ciertos sectores, no basta con una acción militar o policial. Si no se cortan los flujos económicos, los canales de financiamiento y de reproducción de la “riqueza” de estos grupos, no habrá fin inmediato.
Hoy por hoy hay mucha expectativa en la ciudadanía. Y ella solo espera resultados. Ya han pasado más de 24 horas y solo tenemos unos cuantos detenidos, pero las cárceles siguen bajo control de los prisioneros. Al menos eso es lo que se ve en Cuenca, por ejemplo. Las mafias tienen a sus capos a buen recaudo y Fito y Colón Pico no han sido recapturados.
Entonces todavía no podemos cantar victoria. Además, tras la entrevista de ayer de Noboa en Radio Canela todavía hay ciertas dudas de que tenga una respuesta estatal contundente. Con cierto matiz, sigue el relato de Guillermo Lasso: “vamos a hacer”, “estamos en eso”, etc. Siendo así, las horas pasan, la incertidumbre no se anula y el desasosiego no se termina.
Hay que estar claros que los estados de excepción ahuyentan el turismo, la productividad, la inversión y rompen con la lógica de las dinámicas comerciales que son la base de un sostenido circuito de reproducción y de consumo elemental.
De hecho, el estado de excepción no es el fin último. Los controles militares y policiales no pueden estar marcando un modo de vida. Y menos aún la declaración de “conflicto armado interno” ya de sí es un fenómeno que acarrea algunas consecuencias.
Lo que nos hace falta son certezas, una voluntad férrea para poner a la sociedad en un carril de bienestar y de seguridad a todo nivel. Toma tiempo, es verdad. Pero ya hemos perdido mucho. El trabajo de todo el Estado y de sus instituciones debe ser de siete días y 24 horas. Solo así, en un tiempo definido se pueden obtener resultados concretos. Y, claro, eso pasa también por reactivar los procesos institucionales con los presupuestos y pagos al día. No puede ser que se mantengan las deudas con los municipios y las prefecturas desde octubre. Eso hay que hacerlo ya.
Y una cosa final: hay que ahuyentar a todos esos desestabilizadores que pretenden echar leña al fuego tratando de saldar cuentas y facturas políticas a base de la mentira y del hostigamiento mediático. El enemigo principal de todo el país está identificado y es el crimen organizado, ligado al narcotráfico y al lavado de activos en el sistema financiero. No nos perdamos en eso. PUNTO