Por: Andrés Luna Montalvo.
Gustavo Alfaro, el que finalmente aceptó dirigir a la selección de Ecuador, comienza su trabajo presencial esta semana. La cantidad de directores técnicos que han rechazado conducir a Ecuador en estos últimos meses podría llegar a una cifra récord, una larga lista que la comenzaríamos en Jürgen Klinsmann, pasando por el dubitativo Jordy Cruyff, tomando en cuenta a los Almeida, Cúper y los que quisieron cobrar desproporcionadamente, como diciendo “no quiero ir”, que los encabeza Guillermo Almada. Con estos antecedentes, alguien del círculo cercano a Alfaro, con toda razón, pudo haberle recomendado que aceptar no era la mejor opción.
Pero no se trata solo de Ecuador, el balompié sudamericano está tan devaluado que a la misma selección argentina le han dicho “no gracias”. Cuando la dos veces campeona del mundo contrató a Edgardo Bauza, los dirigentes no tuvieron empacho en confesar que era él la cuarta o quinta opción. Simeone, Pochettino, Gallardo, y un largo etcétera, tienen la acertada valoración de que un club europeo es mejor opción que cualquier selección sudamericana. Por eso está el debutante Lionel Scaloni.
Como muchos otros han dicho, quizás creyéndolo o solo siendo políticamente correctos, Alfaro se dirigió al país repitiendo la idea de que la eliminatoria sudamericana “es la más difícil del planeta”, apreciación cada vez menos argumentada y que en la próxima edición rumbo al Mundial del 2026 (o tal vez en esta) podría desbaratarse tanto que ni siquiera se seguiría sosteniendo el formato.
La clasificación de Conmebol fue realmente complicada rumbo a México 70: diez selecciones compitiendo por apenas tres cupos. Luego tuvimos los comodines de Brasil y Argentina, que nos otorgaban una plaza asegurada en su condición de campeones mundiales o anfitriones. En España 82 dejaron de ser 16 selecciones para pasar a 24 y recién en Francia 98 se sumó 32 competidores. Una clasificatoria al mundial en donde cinco de diez selecciones pueden conseguir el objetivo no es la “eliminatoria más difícil”, pero cabe reconocer que es muy competitiva y en gran porcentaje predecible.
Su formato sería insostenible ante la llegada del inminente Mundial de 48 equipos que han acordado Gianni Infantino con el 90% de apoyo de Federaciones y Asociaciones. La propuesta nació en la misma Conmebol, que se anotaría seis cupos y medio al Mundial de 2026 y si la jugada sale como quieren, incluso al del 2022, por lo que terminando séptima, la selección que hoy dirige Alfaro, mantendría opciones de clasificar y cumplir el propósito para el que se lo ha contratado, una auténtica ganga.