200 ciudades compitieron para poder ser la sede de la segunda central de Amazon, que tendrá el nombre de HQ2. El futuro campus albergará a 50 mil trabajadores, por lo que la competencia fue feroz.
Así que las ciudades ofrecieron subsidios públicos, exenciones tributarias y otras series de beneficios buscando llevar las oficinas a su ciudad. En palabras de la periodista de Democracy Now! Amy Goodman “los políticos se postraron ante el gigante de la venta por Internet y su fundador y director ejecutivo, Jeff Bezos, el hombre más rico del mundo”.
La promesa de un polo tecnológico capaz de competir con Silicon Valley quedó eclipsada con la decisión final de Amazon de dividir el proyecto en dos ubicaciones más pequeñas. Una en el barrio neoyorquino de Queens y otra en Cristal City, en Virginia.
Los gastos públicos derivados en la licitación de la HQ2 se convirtió en un nuevo gasto enorme para las arcas públicas, sin generar ningún beneficio.
“Me produce una gran indignación que Nueva York, bajo el gobierno de Cuomo, esté dispuesto a conceder hasta 3.000 millones de dólares del dinero de los contribuyentes sin consultar a nadie. ¿Cuál es el punto de tener un Senado con mayoría demócrata progresista, por el que trabajamos tan duro en el estado de Nueva York, si no podemos evitar que un hombre transfiera 3.000 millones de dólares del dinero de los contribuyentes al hombre más rico de este planeta?”, criticó el asambleísta Ron Kim, al conocerse la oferta ganadora.
Los trabajadores promedio de Amazon ganan unos 28 mil dólares al año, más o menos lo que gana cada nueve segundos el director ejecutivo de la empresa, Jeff Bezos, según un análisis efectuado por la revista Time.
Greg LeRoy, de la organización defensora de la responsabilidad empresarial y gubernamental en el desarrollo económico de las familias trabajadoras, “Good Jobs First” (“Buenos empleos primero”, en español) dijo que “Sabemos que, por lo general, cuatro de cada cinco de los nuevos trabajadores en un proyecto como este no serán residentes actuales de Nueva York o Arlington [Virginia]. Serán personas que se trasladen al área desde afuera. Y eso significa que se produce una gran expansión, que se deben ampliar muchas escuelas y construir infraestructura y servicios públicos. Todo esto lo pagan los contribuyentes, no Amazon”.
Para Leroy el modus operandi de estas grandes corporaciones hace que los estados municipales les ofrezcan beneficios obscenos, para que las empresas hagan lo que iban a hacer desde un principio, pero sin obtener ningún beneficio extra.