El domingo 17 de diciembre se define el balotaje que decidirá quién será el próximo presidente de Chile. La actual presidenta, Michelle Bachelet, apostó por la sucesión con el dirigente Alejandro Guillier, mientras que la derecha más cercana al régimen pinochetista, tiene al expresidente Sebastián Piñera, como su apuesta electoral.
La Nueva Mayoría, el espacio que reconfiguró la histórica Concertación contó con el apoyo del uruguayo José “Pepe” Mujica, quien acompañará en el acto de cierre de campaña del senador de Valparaíso, Guillier.
Frente a la dicotomía de tener que elegir entre dos candidatos que no representan las apetencias de los miembros del Frente Amplio, la tercera fuerza en las últimas elecciones con más del 20 % de los votos, varios de sus referentes se mostraron más proclives al voto por el candidato oficialista, que representa a un mal gobierno, pero que no es una garantía de retroceso, como es visto la vuelta al neoliberalismo más rancio de Piñera.
Pese a esto, desde el Frente Amplio se conminó a Guillier a asumir compromisos que vayan en sintonía con las mejores aspiraciones del pueblo progresista chileno, como la educación gratuita, recomposición de los derechos laborales o generar un sistema de pensiones que no sea privado.
Del otro lado, Piñera ha extremado su discurso para fortalecer el voto fundamentalista católico y agitando el fantasma de que con la Nueva Mayoría Chile se convertirá en Venezuela. Para que la población chilena no vaya a preferir el modelo de Poder Popular bolivariano, Piñera convocó a Lilian Tintori, la mujer del diputado asesino Leopoldo López, para que le cuente a sus seguidores el “horror” que sería convertirse en Venezuela.
Tintori destacó, en un video reeditado, el acompañamiento de años de Piñera para buscar la liberación de su marido, condenado a 13 años de prisión por dirigir las manifestaciones que dejaron un tendal de muertos en el país en 2014.