Tras conocerse, pasado el mediodía de ayer, que el juez Rogerio Favreto había ordenado la liberación inmediata del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, centenares de personas se acercaron a la Superintendencia de policía de la ciudad de Curitiba en la que se encuentra detenido el dirigente del Partido de los Trabajadores para recibirlo cuando saliera.
Sin embargo, hasta el momento, el encuentro de Lula con sus familiares y seguidores no se concretó, ya que el juez federal Sergio Moro se movilizó para evitar su puesta en libertad.
Para Moro el juez en segunda instancia Favreto no tenía jurisdicción para dictar la orden y la impidió. Tras una segunda orden, fue el juez Joao Gebran Neto quien se ocupó de contradecir a un juez de mayor alzada.
Para el abogado defensor de Lula, Cristiano Zanin Martins, tanto Moro, como el Ministerio Público Fiscal “actuaron una vez más como un bloque monolítico contra la libertad de Lula, mostrando que no hay separación entre la actuación del magistrado y el órgano de acusación”, lo que demuestra que su defendido es víctima de la práctica de la estrategia judicial de persecución de dirigentes políticos, conocida como “lawfare”.
Los defensores aseguraron que van a agotar todas las instancias hasta demostrar que el exjefe de estado sufre una violación permanente de su derecho a un juicio justo, imparcial e independiente.
El juez Moro se encuentra de vacaciones, por lo que su actuación expedita demuestra una animadversión particular contra el exmandatario.