Rolando Goyes, Pichincha Universal.- Es un mundo por descubrir, por enamorarse y sentirse en el paraíso. Una zona que es fuente de agua potable y producción agroecológica. Sin duda, es un deleite a la vista, bajar desde los páramos de la cordillera noroccidental de los Andes que bordea Quito, hasta llegar a los 500 metros sobre el nivel del mar, en el cantón Puerto Quito. Cerros nublados, bosques llenos de magia en flora y fauna, que se convierten en el regalo del Chocó Andino para quienes lo visitan.
Investigadores del Chocó, concuerdan en que tan solo en un kilómetro cuadrado de los bosques de estos territorios, alberga más especies animales y vegetales que tienen los Estados Unidos y Canadá. Nuestro país es conocido por ser el ganador, en varias ocasiones, del conteo mundial de aves, que se realiza en el mes de diciembre, por festividades navideñas. Son más de 2500 puntos en el planeta que tienen esta actividad, y que están bajo la supervisión de la organización norteamericana Birdwatching International y nuestro país es uno de los referentes dentro del conteo.
Otro de los elementos invaluables es el agua, bien escaso, cada vez más cotizado en el mundo. Esta región del Chocó Andino alberga gran cantidad de ACUS, que son las generadoras y almacenadoras del líquido vital y que garantizan la supervivencia de todos los seres humanos.
Pero no solo se trata del agua que servirá para el consumo humano, sino que en este territorio los turistas disfrutan de las aguas caudalosas y cristalinas de varios ríos. Sus cascadas son lugares de ensueño, que refrescan a quienes caminan por los climas cálidos del Chocó Andino. En las aguas de estas fuentes hídricas se puede practicar el tubing, rafting, cayac o pesca deportiva.
Y son precisamente estos deportes extremos los que atraen a los amantes de la adrenalina, que ven en el Chocó Andino la posibilidad de desarrollarlos. Rapel, ciclismo de montaña, cañoning, se practican en varios puntos de esta zona. Unos están más cerca de los centros poblados y a otros se llega luego de caminar varios minutos.
Cómo no quedar impactados si con los primeros rayos de sol los amaneceres azulados y despejados deslumbran y con los atardeceres anaranjados, que se asemejan a flamas de fuego en el cielo.
Las primeras horas de la mañana traen velos blancos de niebla que, poco a poco, van desapareciendo en la montaña; depende de la sintonía de la naturaleza que unos días nos brindará sol radiante y otros, lluvias torrenciales.
Este sitio también es de suma importancia para los científicos, ya que aún no se descubren los secretos guardados por miles de años, de una cultura que pobló el Chocó Andino, el pueblo “Yumbo”. Muchos son los vestigios que quedaron de aquella cultura que hizo de esta selva su hogar, su santuario y su forma de vida.
Petroglifos, coluncos, artesanías y piscinas ceremoniales son la evidencia de este pasado, un pasado que conservó las miles de hectáreas que ahora son parte de esta reserva. Orquídeas, bromelias, árboles milenarios pertenecen a los diversos pisos climáticos que tiene este territorio.
Frutos exóticos como arazá, noni, jackfruit, la milagrosa y otros, brindan la posibilidad de disfrutarlos, como dicen sus moradores, de la planta a la boca. Frutos que ahora son parte de los secretos gastronómicos que tiene nuestro país y el noroccidente de la provincia de Pichincha. Bajo estos parámetros el GAD de Pichincha, los GADs cantonales, impulsan la creación de un nuevo destino turístico denominado – Chocó Andino, Latitud 0·. Proyecto bautizado así debido a que a lo largo de este territorio atraviesa la Línea Ecuatorial.
Chocó Andino, Latitud 0
Nombrar el Chocó Andino es asociar de inmediato la naturaleza con un espacio que hipnotiza con sus formas y colores. El trinar de cientos de aves con el sonido de cascadas y ríos, dan una escala de tonos en una partitura de vida. Notas que aportan desde tiempos infinitos los reptiles, anfibios, mamíferos, flora, fauna y la lluvia con sus pequeñas ventiscas.
Secretos de este territorio milenario y de esta selva hermosa que han buscado descubrir los científicos que han llegado, tratando de descifrar y entender cómo funciona este ecosistema.
Así por ejemplo, en medio de 900 especies de plantas, se descubrió una pequeña ranita que la denominaron –Epipedobates Anthony-; reptil que en la secreción de su piel produce un compuesto químico que sirve para elaborar epibatidina, un fármaco que es 200 veces más poderoso que la morfina y que no es adictivo.
Hallazgo que para el mundo científico fue motivo de reconocimiento de la importancia de preservar este bosque. Pero los descubrimientos no quedaron ahí; entre arbustos, apareció un pequeño animal, que lo bautizaron los Hallazgo que para el mundo científico fue motivo de reconocimiento de la importancia de preservar este bosque. Pero los descubrimientos no quedaron ahí; entre arbustos, apareció un pequeño animal, que lo bautizaron los pobladores como “Olinguito”. Este pertenece a una de las especies de mapaches y es el más pequeño hasta el momento. Mamífero que junto al Pacarana de Sudamérica, se une a los más raros y difíciles de observar.
El Chocó es el hogar del oso andino, que con suerte se lo puede observar al caminar por la espesa selva del noroccidente de la provincia de Pichincha. Este mamífero convive con otras 8 especies grandes: pumas, venados, armadillos, guantas, guatusas, tigrillos. Sus ríos de igual forma son el hogar de lisas, závalos, zavaletas, guañas y cientos de anfibios.
Aquí se encontró a la lagartija Pinocho (Anolis Proboscis) considerada la reina dentro de su clase. Entre las características de los machos de esta especie está su nariz prolongada, que sirve para llamar la atención de las hembras y para proteger su territorio. El apéndice que tiene el lagarto en el rostro, se cree que indica a la hembra que el macho tiene buenos genes, de la misma forma que los pavos reales exhiben sus hermosas colas. Las hembras carecen de esa especie de “nariz”. Se ha descartado que la usen para luchar con otros machos porque es muy flexible.
Son más de 270 especies de mamíferos, 210 de reptiles y 130 de anfibios que viven en esta reserva, y que han sido estudiados paulatinamente. Quedan, según los científicos, algunas que podrían aparecer y aportar aún más a la ciencia.
Al hablar de flora debemos destacar que de las 273 familias de orquídeas existentes en el país, 227 se encuentran en esta región. Pese a la poca conciencia ambiental que se tenía de este sitio, estas especies han logrado sobrevivir y buscar las formas para trasladar sus semillas, y de esa manera subsistir.
Nuestro país registra 2110 clases de plantas; el mayor porcentaje ocupan las, Pleurothallis, Epidendrum, Lephantes, Miconia y Anthurium, y tan solo en el Choco están 1655, que es el 78,4%, del total registrado.
Son cinco áreas denominadas (IBAS), por su siglas en inglés, donde se han identificados estas aves; iniciando desde Calacalí, pasando por Nanegalito, Nanegal, Mindo, San Miguel de los Bancos (Mindo) y Puerto Quito. Pisos climáticos que son el hogar de más de 500 especies.
Los variados pisos climáticos han generado una inmensa red hídrica que ha posibilitado que se desarrolle la flora y fauna de este lugar. Cuencas hídricas de Mindo, Tigre, Silanche, Caoni, Blanco, Mulaute y Guayllabamba son aprovechadas por los habitantes para producir alimentos en las orillas de estos ríos: café, cacao, palmito, caña de azúcar y frutas exóticas. Además se constituyen en sitios de diversión las cascadas en varias poblaciones son lugares de visita obligada en esta reserva, como Pahuma, en Nanegalito; del amor, en el cantón San Miguel de los Bancos; Verdes y el Salto del Tigre, en Pedro Vicente Maldonado.
Chocó Andino: diversidad y diversión
Choco Rainforest o el Chocó Andino, es conocido a nivel mundial por su bosque húmedo tropical, su ecosistema más diverso del planeta, fuente de vida y de diversión. Para Rodrigo Ontanaeda, de la fundación Maquipucuna, gracias a este paraíso en medio de la provincia de Pichincha, se ha garantizado por años la subsistencia de miles de personas.
Veinte años atrás se cortaban los árboles, se convertía la tierra en potreros; hoy estas costumbres de destruir el territorio se han dejado de lado. “Se ha visto que es mejor y más rentable producir en esta zona, hacerla turística y conservar lo que por años ha estado”; indica Rodrigo. Por estas características, este territorio también se convirtió en un destino turístico del noroccidente de la provincia, apreciado en mayor proporción por turistas extranjeros, que buscan experiencias únicas.
Esta región también permite disfrutar de gastronomía, servicios hoteleros, entretenimiento y de calidad, como demanda el turismo. Por tener una variedad de pisos climáticos, los ecosistemas son variados, desde bosques andinos nublados, hasta tropicales. Desde este territorio se busca rescatar lugares y prácticas ancestrales, los culuncos (caminos utilizados para el comercio en tiempos incas); las piscinas ceremoniales de restauración y purificación (Tulipe), o como revitalizarse con los baños en cascadas y ríos (Cascadad el Amor, Caoni).
Miradores como el de Guayllabamba, Mindo, Blanco, Nabillo, Caoni, Yunguilla permiten apreciar y disfrutar de la belleza de la naturaleza. Sus colores, formas y el amplio abanico de esta región, posibilita el conocerla y valorarla. Desde la Cámara de Turismo del Noroccidente de Pichincha se busca convertir a este territorio en un referente para viajar y conocer. Rodrigo Rangles, director de esta Cámara, durante el lanzamiento del proyecto “Chocó Andino, Latitud Cero”, señaló que tan solo en este sitio las orquídeas o epifitas captan el 22% del agua lluvia que nutrirá estos ecosistemas.
La gastronomía hecha con productos de la zona, frutos y flores, sacian paladares exigentes. Tilapias, truchas, guañas, son la especialidad, preparadas con jugos de caña, coco, maracuyá, o limón. Gracias al cambio cultural, en este sitio se aplican técnicas para el manejo de cultivos como café, cacao, caña. Disfrutar de una taza caliente de café o chocolate, que fue producido y hecho con saberes ancestrales, tal como lo hacían las abuelas, es un privilegio que se tiene en las fincas de la zona.
Una recomendación al caminar por este territorio es llevar unos binoculares, una lupa, ya que en cualquier momento puede aparecer un ave exótica, una orquídea, o un pequeño reptil. A más de la diversión, si quiere conocer sobre cultura, está el museo de sitio Tulipe, con la historia de hace 2000 años, cuando los Yumbos habitaron este territorio. Los yumbos fueron un pueblo ancestral que se movían en las estribaciones de la Costa y la Amazonía. Petroglifos, caminos, artesanías y tumbas son su evidencia.