Este sábado 30 de junio en todo Estados Unidos, miles de personas se manifestaron para exigir al gobierno de Donald Trump que deje de criminalizar a los indocumentados y reúna con sus padres a los más de 2.000 niños que aún siguen separados de ellos, con el fin de atajar la «crisis moral» que vive el país.
Vestidos de blanco, agitando pancartas y unidos por el lema «Families Belong Together» («Las familias deben estar unidas»), estadounidenses de todas las razas y edades escenificaron en 750 ciudades del país una enérgica respuesta a la política migratoria de Trump, que ha conmocionado al mundo en las últimas semanas.
«Nuestra humanidad está en juego. Estamos aquí para salvar el alma de nuestra nación», dijo la cantante Alicia Keys desde el escenario de la protesta en Washington. La capital estadounidense acogió la manifestación central de la jornada, con más de 30.000 personas -según los organizadores- concentradas frente a la Casa Blanca pero aún así lejos de Trump, quien pasa este fin de semana en su club privado en Nueva Jersey.
«Es muy duro ver en mi comunidad a familias separadas, a niños en de 11 y 12 años que temen por sus vidas y por lo que le pueda pasar a sus familias», afirmó a Efe Atwa, que da clases a niños inmigrantes en una escuela de Carolina del Norte.
Otro gurpo de manifestantes en Washington concluyeron la protesta con una marcha hacia el Departamento de Justicia, los de Nueva York atravesaron en silencio el puente de Brooklyn; y aunque las cámaras se centraron en grandes ciudades como Chicago o Los Ángeles, hubo protestas también en pueblos pequeños, en los 50 estados del país.