Desde 2008 que la compañía Coca-Cola no recibía un golpe tan duro en la Bolsa de Valores. Su valor ha caído un 8 %, luego de que el año 2018 haya significado una pérdida del 10 % de sus ingresos netos, unos 32 mil millones de dólares.
El bajón en Wall Street no se da dentro de una crisis global como la que acaeciera en 2008 con la caída de algunos de los principales bancos de los Estados Unidos y una recesión muy fuerte en el mercado interno.
Pese a la fuerte diversificación de sus productos, desde la clásica bebida cola con la que se fundara en 1886 como un jarabe medicinal, las estimaciones de negocio para el 2019 prevé un crecimiento de los ingresos de un 4 %, lo que significaría una caída de un punto, con respecto a lo facturado en 2018.
La compañía explica este retroceso con la fluctuación de las divisas, un incremento en la incertidumbre respecto de las políticas fiscales de los países que derivan en importantes cambios impositivos.
Favorecida con todas las ayudas posibles alrededor del mundo, Coca-Cola se ha convertido en un grupo de presión de los gobiernos y la instalación de sus plantas generan enormes expectativas, pero también conflictos por el uso del agua, principalmente, allá donde desembarcan.