Quien haya visto películas de la Segunda Guerra Mundial, recordará el famoso desembarco en Normandía el Día D. Bueno, en la tarde de ayer, las playas cariocas, algunas de las más famosas del mundo, Ipanema o Copacabana vieron a los militares descender en las arenas armados hasta los dientes.
¿Por qué pasó esto? Bueno, porque el Congreso dio el visto bueno al decreto firmado por Michel Temer para intervenir militarmente el Estado de Rio de Janeiro. De este modo serán las fuerzas armadas las que dirijan la seguridad de la urbe y de sus alrededores.
Desde que se creó la Constitución vigente en Brasil desde 1988 ningún presidente se había animado a tanto. Las famosas favelas de Rio, los barrios más pobres están acostumbrados a la militarización, de hecho, durante el Mundial de fútbol de 2014 o los Juegos Olímpicos en 2016 las fuerzas armadas acompañaron a las fuerzas policiales, pero nunca habían estado al mando de la seguridad los militares.
El general Walter Souza Braga Netto, máximo líder del Comando Militar del Este, es el interventor designado para dirigir a sus tropas, las policías locales, el Cuerpo de Bomberos y el Sistema Penitenciario estadual.
Temer justificó esta medida en una escalada de violencia y delitos en la ciudad maravillosa, aunque también se supone que se trate de un despliegue dispuesto a contener el malestar social creciente que podría detonar en caso de que se aprobara la Ley de Reforma Previsional o encerraran a Lula da Silva.
Hace unos meses un grupo de generales del ejército le habían advertido al gobierno que o resolvían sus problemas de gobernabilidad o se ocuparían ellos mismos. ¿Este es el principio de un cogobierno? ¿El golpe al golpe?