Hoy la justicia de Corea del Sur dictó sentencia contra la exmandataria Park Geun-Hye, por abuso de poder y corrupción. La que había sido la primera mujer en ocupar el mayor cargo de la política surcoreana deberá afrontar ahora una condena de 24 años de prisión.
Tras la destitución en marzo de 2017, fue detenida y el juicio duró 10 meses, donde se investigó a la presidenta por favorecer a grandes empresas a través de la intermediación de Choi Soon-sil, amiga de la mandataria, quien dirigía dos fundaciones desde donde se recibían los sobornos de los empresarios.
El juez Kim Se-yoon afirmó que “la acusada utilizó ilegalmente su autoridad presidencial a la demanda de Choi para obligar a las empresas a dar dinero a las fundaciones”. “Las empresas fueron obligadas a dar sumas importantes de dinero y la acusada dejó a Choi controlar las fundaciones cuando no tenía derecho a hacerlo”, añadió.
Grupos como Samsung o Hyundai han convertido a Corea del Sur en una potencia económico, luego de haber sido un país devastado por la guerra, en la que participaron los Estados Unidos.
Park Geun-Hye es hija del exdictador militar Park Chung-hee y había prometido ser incorruptible y era considerada la “princesa” del país, ya que su padre gobernó 18 años, en los que ella creció en el palacio presidencial.
Masivas movilizaciones desencadenaron la destitución de la conservadora presidenta y en mayo de 2017 se convocaron elecciones anticipadas, que ganó el centrista Moon Jae-in.
Si bien ya son tres los expresidentes surcoreanos condenados por corrupción, las empresas se mantienen incólumes y digitan la administración de justicia, los medios de comunicación y, como queda claro, deponen presidentes a su antojo.