La pandemia, dice Xavier Delgado, es un llamado a la humanidad a ver qué pasa en el silencio, “cuando no estamos en la urgencia del hacer, sino cuando estamos en este estar”
Punto Noticias. Su casa la convirtió en una improvisada sala de danza, desde donde imparte clases una vez que inició la pandemia del COVID-19. Xavier Delgado está en contacto con personas en un contexto de encierro y ha tenido que pensar en otros modelos pedagógicos y otras maneras de abordar el trabajo del cuerpo porque, dijo, desde el confinamiento nacieron nuevas preguntas.
Desde el primer día de encierro, en Espacio Vacío Ispade continuaron con las clases virtuales, pero con el tiempo, hubo una deserción de alumnos de cerca del 60%, lo que afectó su sostenimiento y lamentó que, hasta ahora, no hay respuesta de las instituciones de Cultura. Dijo que no se ha pensado al arte como un sector que también moviliza plazas de trabajo. “No hay una respuesta aún del Estado de cómo será nuestro proceso de reapertura porque lamentablemente no se considera como una actividad prioritaria. Eso ha sido lo más duro, ver como se concibe el Estado sin mirar al arte, la educación y salud”, mencionó.
¿Qué le pasa a un cuerpo que no puede moverse en libertad, luego de más de 3 meses de un estricto confinamiento? Para Delgado, el cuerpo responde a los estados anímicos, somatiza y se convierte en un espejo de las emociones.
El trabajo del cuerpo, como el que se hace en la danza, permite justamente canalizar estos estados, pero lamentó que antes de la pandemia, los cuerpos no eran totalmente libres porque, si bien se podía salir a las calles, pocos han podido escuchar lo que necesita realmente su cuerpo. “Tengo una alumna que tiene 82 años y dice: a mí la danza me permite sentirme viva, canalizar todo lo que pasa en mi casa y con mi familia. Creo que todos compartimos esa sensación que el trabajo del cuerpo nos permite encontrar equilibrios”.
Como artista, este proceso de encierro generó un momento de creación bastante amplio, que derivó en la creación de varios “micro danzas” que fueron difundidos en sus redes sociales. “Vivimos en una cultura en la que siempre estamos haciendo y respondiendo a actividades económicas y creencias. Es un llamado a la humanidad a ver qué pasa en el silencio, cuando no estamos en la urgencia del hacer, sino cuando estamos en este estar”, señaló.
Desde Ispade tienen claro que el país atraviesa una difícil situación económica, por lo que han manejado, desde antes, el trueque. “Si ahora no tienes trabajo, igual puedes venir a las clases y truquear conocimientos y saberes”, enfatizó.
Recordó que antes del COVID-19 la cultura ya estaba en emergencia por la inobservancia a la Ley Orgánica de Cultura. Al entrar a la pandemia, la precarización del sector se volvió más evidente y señaló que en otros países estudios de danza ya abrieron sus puertas con normas de seguridad, pero en el país no hay una decisión política. “Algo que no entiendo es cómo se reactiva el fútbol y no los teatros, eso evidencia cómo se piensa la política y la sociedad y es gravísimo”.
Por ello, lanzaron el ciclo Cuerpos en Resistencia, desde el inicio del aislamiento, y cada mes hay una nueva edición. Para julio, los lunes y martes se realizará el taller de iniciación a la danza con un conjunto de juegos lúdicos, de movimiento, ejercicios de respiración y ejercicios para que el cuerpo pueda crear y finalmente logre esa libertad en medio de la pandemia.