Editorial de Radio Pichincha
Si alguna característica personifica mejor a don Guillermo es la previsibilidad de sus actos y de sus “pensamientos”. En la cadena nacional del domingo pasado ya soltó algunas perlas, como si la ciudadanía ecuatoriana no tuviese memoria o, por último, fuese estúpida.
Por ejemplo, es él el autor de una reforma tributaria que le sacó más de 150 millones de dólares a los contribuyentes en la declaración del impuesto a la renta de este año. No así a sus amigos empresarios y banqueros. Pero este domingo dijo que con la reforma que ahora le dio paso la Corte Constitucional, los contribuyentes se “ahorran 150 millones de dólares”.
¿Se entiende tamaña barbaridad? Es decir, primero nos saca 150 millones y ahora dice que nos lo vamos a ahorrar. Casi como si el padre de familia le mandara a la escuela a su hijo o hija con una colación de 5 dólares ahora, cuando todo el año anterior no le mandó nada, pero se felicita porque su hijo ahora si podrá gastar o consumir lo que otros sí pudieron durante todo un año.
¡SINCERAMENTE ES UN INSULTO A LA RAZÓN!
Y si a eso se suman ya versiones, rumores y hasta mensajes indirectos que terminará su mandato, corto mandato, con la venta de algunos bienes públicos y algunas leyes vía decreto para impedir que el futuro Gobierno tenga mejores condiciones de gobernabilidad y de manejo presupuestario, queda claro que su venganza por no terminar los 4 años se la cobrará mojigatamente, como ya nos tiene acostumbrados.
De buena fuente sabemos que en algunos ministerios, sobre todo en aquellos medulares para la gestión política, ya están preparando nombramientos para funcionarios de ahora, que puedan servir de soplones o sapos y, sobre todo, para impedir o sabotear la gestión de los futuros ministros. Se dice que preparan papeles, resoluciones, pedidos y otras tantas leguleyadas para dejar en los cargos a sus amigos, gastar en proyectos sin sentido o, por último, agotar las arcas fiscales y luego largarse a sus “paraísos fiscales”.
Previsible como es nos dirá en cualquier momento que vino para arreglar el país y no se puede ir sin antes concluir esa tarea. Así como ha hecho con los llamados “bonos azules” para beneficiar a uno de sus consejeros con grandes negocios en las Islas Galápagos. Nadie dude que estarán tramando todo para expoliar lo mejor posible su paso por el Estado.
No hay pruebas, pero sobran las dudas. PUNTO.