La presidenta destituida de Brasil, Dilma Rousseff, estuvo el 1 de mayo en Argentina, participando de algunos eventos organizados por el diario Página 12 y otro por la Central Sindical CGT.
En ambos caso se aprovechó para recoger apoyos al detenido candidato presidencial Luiz Inácio Lula da Silva y desenmascarar el funcionamiento inconstitucional de la justicia, el Ejecutivo y el Poder Legislativo en Brasil.
“Libre o en prisión, Lula será el próximo presidente de Brasil. Lula vencerá”, afirmó Rousseff en la Feria del Libro de Buenos Aires, en un evento con un importante acompañamiento de referentes de la cultura y la política argentinas.
“Lula es un preso político. Es inocente y tiene que estar libre porque se está cometiendo un crimen con él. Está siendo condenado por sus convicciones”, explicó la exmandataria sobre la condena de 12 años por corrupción que pesa sobre el líder sindical.
También tuvo tiempo para encontrarse con el expresidente Eduardo Duhalde y la cúpula dirigencial de la Confederación General del Trabajo en Argentina, quienes se mostraron solidarios con Lula y el pueblo brasileño que enfrenta un proyecto de reforma laboral que retrotrae todos los derechos laborales conseguidos en los últimos dos siglos.
La senadora Cristina Fernández recibió en un encuentro privado a Rousseff, en el que analizaron la situación que vive Lula, el primer presidente obrero del Brasil, los ataques a los gobiernos populares y el retroceso social y económico de nuestros pueblos después del ataque, según sus palabras.
La expresidenta argentina escribió en Twitter: “Argentina y Brasil, demasiadas coincidencias para ser casualidad. Todo tiene que ver con todo”.