Hoy fueron ejecutados por la justicia japonesa, los restantes seis miembros de la secta Verdad Suprema, que efectuara el atentado con gas sarín en el metro de Tokio en 1995, en el que fallecieron 13 personas y unas 6 mil resultaron afectadas.
Permanecían en el corredor de la muerte por este atentado y otros asesinatos cometidos por los miembros del grupo que lideraba Shoko Asahara, ahorcado el pasado 6 de julio, junto a otros seis cómplices.
Los condenados tenían edades comprendidas entre los 50 y los 60 años y fueron partícipes directos del atentado en el metro, siendo ellos quienes perforaron con paraguas las bolsas donde guardaron el gas sarín en hora punta el 20 de marzo de 1995.
6.300 personas sufrieron intoxicación, 13 murieron y decenas permanecen en estado vegetativo.
Dos de los condenados asesinaron en 1989 al abogado Tsutsumi Sakamoto, a su mujer y a su bebé de apenas un año, por estar preparando una demanda contra la secta.
Previamente, en 1994, en la localidad de Matsumoto, habían realizado un ensayo del ataque con gas sarín de Tokio.
La secta que intentara participar en política en 1990, deja tras de sí un historial criminal importante y 13 condenas a muerte, que fueron ejecutadas en este mes de julio en Japón.
En solo una década, el gurú Asahara pasó de instructor de yoga a liderar una organización capaz de captar a jóvenes pertenecientes a las élites intelectuales y económicas del país, secuestrar y asesinar a críticos y opositores, fabricar armas automáticas y químicas y perpetrar el peor ataque en suelo japonés desde el final de la II Guerra Mundial. Seis integrantes de la secta permanecen en prisión cumpliendo condenas a prisión perpetua.
Con información de EFE.