El escritor Santiago Vizcaíno nació en Quito, en 1982. Actualmente dirige el Centro de Publicaciones de la Pontificia Universidad Católica.
Punto Noticias.- Santiago Vizcaíno es un escritor prolífico. Su labor con la palabra es constante y se riega por los registros de la poesía, el ensayo, la novela, el cuento y la edición. Así con el inicio de la pandemia del coronavirus, él no decidió aislarse de la “nueva realidad”, sino asumirla desde su oficio.
Es así que su último libro de relatos se titula El ángel de la peste. Un libro que recoge 16 cuentos elaborados sobre esta época. Y desde los cuatro epígrafes que abren la obra, los lectores se plantarán, de inmediato, en los rincones por donde se deslizarán las historias.
“Toda la ciudad se echó a la calle para festejar ese minuto en el que el tiempo del sufrimiento tenía fin y el del olvido no había empezado”, dice aquí Albert Camus. Mientras la poeta Ileana Espinel agrega: “Vi casuchas enfermas como el amor más alto y ventanas inútiles como sangre en los muertos”.
Sufrimiento, enfermedad, amor, sangre y muertos son, precisamente, elementos constantes que irán apareciendo en los cuentos de Vizcaíno. Todos ellos, concebidos a partir de la voz de narradores serenos, con ciertos coloquialismos quiteños o de la serranía ecuatoriana, por momentos pausados y siempre detallistas. Muchos, eso sí, desde una primera persona cargada de cierto sentido dramático.
Esta característica, que por instantes es recurrente en los relatos de Vizcaíno, se podría emparejar con el tono narrativo del escritor Andrés Cadena o José Hidalgo Pallares. Escritores que en la cotidianidad (o la “nueva normalidad”, en el caso de Vizcaíno), exploran con sus linternas las huellas brumosas de sus personajes y, con ingeniosidad, plasman sus siluetas.