El poderío de Ángela Merkel continúa desinflándose. Tras necesitar cinco meses para conformar un gobierno luego de ganar las elecciones el año pasado, ahora las urnas empiezan a dar señales de agotamiento de un ciclo.
El partido Unión Cristianosocial (CSU), socio fundamental de la canciller, perdió la mayoría absoluta en Baviera, el segundo estado más poblado de Alemania, en unas elecciones donde la ultraderecha volvió a ingresar en el Parlamento. Los Verdes terminaron segundos y los otros socios del gobierno, los socialdemócratas, se hundieron.
La CSU consiguió el 37,3 % de los votos este domingo, diez puntos menos que los obtenidos hace cuatro años. Markus Söder, primer ministro bávaro aceptó el resultado de los 9,5 millones de votantes y dijo que lo importante era conformar un gobierno estable.
La xenófoba Alternativa para Alemania (AfD) obtuvo un 11,6 % de los votos y consolida su posición antiinmigrantes, en la región por donde entran la mayoría de los solicitantes de asilo en el país. “Es un muy buen resultado”, comentó satisfecho Alexander Gauland, copresidente de AfD, quien agregó que la gente siente que el gobierno no hace nada sobre este punto de la llegada de extranjeros.
Los Verdes con 17,8 % duplicaron sus mejores registros en Baviera y vuelven a convertirse en una fuerza alternativa.