Solo es superada por Colima, en México, y Caracas, en Venezuela.
La provincia de Esmeraldas, en Ecuador, es considerada hoy como una de las zonas más violentas en América Latina, según la organización InSight Crime.
La organización, dedicada al estudio y la investigación de amenazas para la seguridad nacional y la ciudadana en la región, alertó que esta ciudad se ha convertido en el epicentro de los homicidios en Latinoamérica.
Durante años, Ecuador tuvo una de las tasas de homicidio más bajas de la región. Pero la violencia se ha disparado, sobre todo en Esmeraldas, una provincia con puertos clave para los narcotraficantes. #InSightEnCifras investiga: https://t.co/pziIGTUCMx pic.twitter.com/jnbCRmo4lM
— InSight Crime Español (@InSightCrime_es) June 15, 2023
Allí, de acuerdo con las cifras de InSight Crime, las muertes violentas han crecido drásticamente debido a los enfrentamientos entre bandas por el control de las economías criminales.
“La tasa de homicidios de Ecuador se disparó casi un 500% entre 2016 y 2022 —quizá el aumento más rápido en Suramérica—. Gran parte de esta violencia está relacionada con el auge del comercio de cocaína y la conveniente ubicación de Ecuador como punto de partida de drogas hacia Europa”, se explica en el informe.
En 2022, en ese territorio hubo 81 muertes por cada 100 000 habitantes. Residentes en la región fronteriza con Colombia apuntan a la pobreza, el desempleo y el abandono estatal como causas de la inseguridad.
En lo que va de 2023, en Esmeraldas, según datos del Ministerio del Interior, se registraron más de 70 muertes violentas, 94 detenidos por narcotráfico, 1 400 kilos de drogas incautados y 360 robos en casas, de vehículos y a personas.
Expertos en la materia consideran que esa situación se debe a la guerra de cárteles nacionales e internacionales por el control del narcotráfico y la ineficiente respuesta estatal a esa cuestión.
Para los especialistas, el alza de la delincuencia también tiene su origen en la escasa inversión pública y social del actual gobierno, lo cual contribuye al aumento de la pobreza y el desempleo, y por tanto, apuntan que la respuesta al problema no debe ser solo militar, sino integral.