El Departamento de Estado de los Estados Unidos de Norteamérica comunicó que a partir del 31 de diciembre de este año se retirará de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés).
En el día de ayer, la búlgara Irina Bukova, la directora general del organismo internacional recibió la notificación que indicaba que no fue algo “que se tomó a la ligera”, sino que “reflja la creciente preocupación de los EUA con la deuda creciente que mantiene con Unesco, la necesidad de una reforma fundamental de la organización y el continuado sesgo anti Israel en Unesco”.
Pese a su retirada, el país nórdico pretende establecerse como “observador permanente” para “contribuir con las opiniones, perspectivas y conocimiento estadounidense”.
Bukova consideró lamentable esta pérdida de multilateralismo y afirmó que «la universalidad es esencial para la misión de la Unesco y para construir la paz y la seguridad internacional frente al odio y la violencia, para la defensa de los derechos humanos y de la dignidad humana».
Donald Trump no es el primer presidente republicano en abandonar Unesco, antes, ya lo hizo Ronald Reagan en 1984, tardando 19 años en volver a la organización, ya bajo el mandato del genocida George Bush.
En 1974 los Estados Unidos habían dejado de contribuir financieramente con la organización en represalia por el reconocimiento de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y las condenas emitidas contra el Estado de Israel.