Para Carrión no habrá una reducción de la violencia; se requiere depuración en la justicia, Policía, FF.AA. e incluso en la Asamblea Nacional
Fernando Carrión, sociólogo, investigador y docente universitario, indicó que el nombrar a dos generales retirados del Ejército como Wagner Bravo y Paco Moncayo, para estar al frente de la seguridad de Ecuador, no representará una reducción importante de la violencia. Tampoco que las Fuerzas Armadas salgan a las calles ni declarar terroristas a ocho organizaciones delictivas.
Para Fernando Carrión se busca fortalecer la seguridad pública, pero no la ciudadana y eso implica que el Ministerio del Interior no sea el eje de todas las políticas públicas sino el Ministerio de Defensa, lo que tendrá fuertes implicaciones.
Si bien reconoció que estas acciones pueden conseguir la aceptación de la población, que notará más presencia de la fuerza pública en las calles, duda frente a su efectividad en la práctica. Cuestiona cómo se sabrá quiénes pertenecen a una de las ocho organizaciones delictivas.
“Durante los operativos habrá problemas porque hablan incluso de uso de armas letales. Es una defensa del Estado”.
Explicó que una cosa es el conflicto interpersonal que genera el robo de dinero o patrimonio de ciudadanos y otra que se hable de grupos que atacan al Estado.
Carrión hizo una diferencia entre seguridad nacional, pública y ciudadana. La primera es la respuesta frente a los enemigos externos que atacan la soberanía nacional y ahí actúan las Fuerzas Armadas.
“Ahora se califica al narcotráfico como enemigo externo pero esto es relativo porque en Ecuador producimos, consumimos y lavamos recursos económicos. No sé hasta qué punto se puede calificar como amenaza externa”.
Sobre la seguridad pública, Fernando Carrión detalló que se apunta a los enemigos internos frente al orden público y la estructura del Estado, por ello hay una combinación de acciones entre Policía y FF.AA.
Y respecto a seguridad ciudadana mencionó que ahí están los conflictos sociales, que no son procesados de manera adecuada dentro del Estado y por ende terminan en robos y hurtos.
“Se debe tener en cuenta que las tres seguridades son distintas y tienen objetivos distintos con actores diferentes”.
Con esa base insistió que la lógica del Gobierno apunta a la seguridad pública, mientras a la seguridad ciudadana la deja a un lado.
Para Carrión es importante la depuración y debe ser una práctica permanente en miembros de la justicia, Policía, Fuerzas Armadas e incluso en la Asamblea Nacional: “Si no hay política permanente de inteligencia estamos viviendo una erosión social y en esas condiciones hacer política pública es difícil”.