Los trabajadores de Google consiguieron revertir el proyecto que tenía la empresa de competir a un proyecto de 10 mil millones de dólares destinado a crear un sistema de computación virtual que permitiría ampliar la capacidad de almacenaje de datos en internet del Pentágono.
Esto tendría consecuencias en la acción militar de los Estados Unidos y Google se convertiría en cómplice de la letalidad mayor de los ataques que pudiera decidir llevar adelante el Pentágono.
En un comunicado, Google declaró que ya no participará en la licitación por el proyecto de Infraestructura de Defensa Empresarial Conjunta (JEDI por sus siglas en inglés), por cuestiones éticas que tiene la compañía. Según la cual no pueden utilizar su avanzado software de inteligencia artificial en sistemas armamentísticos.
Los empleados habían realizado campañas públicas mostrando su desaprobación en sumarse a los planes guerreristas del Pentágono. Ya en julio Google había renunciado a aplicar su inteligencia artificial para la mejora de la orientación de los ataques llevados adelante con aviones no tripulados.
Google se apartó, pero no lo hicieron Microsoft, ni Amazon, otros gigantes de la programación virtual, quienes formarán parte de quienes participen de la licitación para ofrecer un servicio de almacenaje “en la nube” a los mercaderes de la guerra.