Si bien la República Bolivariana de Venezuela continúa en calma, el asambleísta autoproclamado presidente del país, Juan Guaidó, insiste en ser la máxima autoridad de la nación y no descarta la intervención militar extranjera para ponerle fin al gobierno de Nicolás Maduro.
Negó tener intenciones de reunirse a dialogar con Maduro y mostró extrañeza a la postura uruguaya de conciliación amparándose en indemostrables cifras de cientos de miles de venezolanos a punto de morir de hambre.
“Nuestra decisión es no participar en esa iniciativa. La razón es la siguiente: las fuerzas democráticas venezolanas ya hemos participado en esfuerzos de diálogo, negociación y acuerdo en varias oportunidades con el régimen de Nicolás Maduro. Lo hemos hecho dentro y fuera de Venezuela, de manera privada, y también públicamente. Solos y con acompañamiento internacional”, expresó Guaidó en una entrevista para El País de Uruguay.
Guaidó expresó su apoyo al Grupo de Lima y criticó la iniciativa uruguaya de llamar a un mecanismo político de resolución del conflicto en Venezuela.
Desde su punto de vista sería legal la llegada de tropas extranjeras al país para entregar ayuda humanitaria y volvió a prometer “garantías” a los militares que quieran abandonar la lealtad al gobierno constitucional venezolano.
Las declaraciones insensatas de Guaidó diciendo que Venezuela está intervenido por militares cubanos y guerrilleros colombianos que defienden a Maduro, muestran el nivel de fantasía que necesita generar la oposición venezolana para intentar forzar la intervención militar de la OTAN, que cada vez cuenta con menos consenso internacional.