El gobierno holandés reconoció haber financiado un grupo terrorista que actuaba en Siria y admitió que tendría que haber sido “más estricto” a la hora de aprobar fondos para bandas armadas.
Este jueves, las páginas de los periódicos holandeses se vieron llenas de este escándalo que vuelve a poner el conflicto en Siria, como alentado desde las potencias extranjeras.
Los diario holandeses Nieuwsuur y Trouw pudieron demostrar que grupos armados como Yabhat al Shamiya, recibieron uniformes y camionetas pick-up holandesas, pese a estar incluidos en la lista de grupos terroristas del Ministerio Público.
Stef Blok, el ministro de Exteriores, lamentó la falta de un monitoreo más estricto de estos grupos armados, 22 movimientos rebeldes en total, pero en ningún momento se cuestionó por el uso de fondos públicos para financiar bandas armadas en países extranjeros para luchar contra gobiernos democráticamente electos.
Para Blok, los grupos que ellos sostuvieron eran considerados “moderados” y contaron con apoyo gubernamental holandés desde mediados de 2015, hasta la primavera de 2018.
El programa de apoyo a los terroristas sirios formaba parte de un plan secreto llamado NLA o “Asistencia No Letal” y que buscaba facilitar a estos grupos que no pudieran ser perseguidos por el gobierno sirio o que cayeran en manos del Estado Islámico.
La cancillería holandesa negó en un primer momento tener conocimiento de los actos criminales cometidos por sus “moderados”, pero Amnistía Internacional dio a conocer unos correos electrónicos que mantuvieron con el ministerio en 2016 donde se hacía referencia a esto.