Este domingo se entregó en Oslo el Premio Nobel de la Paz 2017 a la Campaña Internacional por la Abolición de las Armas Nucleares, que este año consiguiera que 122 países firmaran en Naciones Unidas un Tratado de Prohibición de Armas Nucleares.
Beatrice Fihn, la secretaria general del ICAN recibió el galardón junto a una superviviente de la bomba atómica lanzada por los Estados Unidos sobre Hiroshima en 1945.
“El mensaje de ICAN es que el mundo nunca será seguro mientras tengamos armas nucleares”, dijo Berit Reiss-Andersen, quien forma parte del jurado que designa el Premio, durante el acto en la alcaldía de la capital de Noruega.
Si bien el Tratado de Naciones Unidas para prohibir la producción, posesión, utilización y el almacenamiento de armas nucleares, todavía no entró en vigor al ser necesario que sea ratificado por 50 países, es jurídicamente vinculante y contó con una férrea resistencia de las potencias atómicas y sus aliados.
Reiss-Andersen aseguró que ICAN sirve a los intereses de la humanidad y destacó la importancia del Tratado, señalando que por eso cuenta con enemigos tan notables.
El premio, que se entrega en el aniversario de la muerte del creador de los premios, Alfred Nobel, está dotado con nueve millones de coronas suecas (alrededor de un millón de dólares).